Hoy vi a un perro vomitar y recordé el peor beso que me han dado en mi vida. Corría el año 1991 creo, cursaba yo el segundo medio, aún quedaba inocencia. Era el cumpleaños de Francisca Escobar, la más fea del curso, pero la mejor alumna . Nuestro lazó era de mi parte, interés para que me ayudara en algunas materias y de su parte, para conocer chicos guapos que a ella jamás se le acercarían. Era fanática de las matemáticas y los Depeche Mode, le organizamos una fiesta sorpresa y otra de mis amigas le confeccionó un póster pintado con lápices pastel de la carátula del “Violator”, ese en donde sale la rosa roja; le quedó espectacular. Recuerdo que estaba oscuro y la fiesta ya había comenzado, sonaban los “Depeche” y corrían las cervezas entre nuestras manos, había mucha gente que conocía y otra que no, de repente me puse a conversar con un tipo no muy alto, casi de mi estatura, era inteligente, estudiaba en el Nacional, eso era ser casi lumbrera. Me interesó mucho su conversación, por lo que me quedé a su lado casi toda la fiesta, tenía frenillos en su boca pero igual se veía atractivo, no era un prototipo de belleza descomunal, además me daba lo mismo besarlo con frenillos o no, mi primer beso se lo había dado a alguien con frenillos, y no se sentían. Cuando la cosa se empezó a poner romántica y sonaba “little fiveteen”, nos acercamos bastante y nos miramos fijamente a los ojos, me tomo de la cintura y me apretó contra él, besó mis labios suave y tiernamente, me agradó el principio de aquel beso, pero pasó un rato y su lengua no tocaba la mía, ni un roce nada... me desesperó, era un beso fome. Me separé de él y le dije algo brusca creo yo: “ Pero saca la lengua póh¡”. Sus ojos se abrieron y cristalizaron de pronto, me miró avergonzado y me dijo: “ es que tengo la lengua cortada, me la mordí cuando chico y...”. No lo escuché más y me excusé, me fui al baño y vomité hasta la decencia. Me despedí de mis amigas y me fui corriendo de aquel lugar, me avergoncé. No sé aún si de haberle dado un beso a un hombre sin lengua o de haber sido tan cobarde al correr. Aún no lo sé. |