Cuando despertó, el niño-a se levantó despacio abriendo los ojos apoyándose de algo a su lado, miro para ver que era, una estatua de un ser que parecía un ángel muy grande, pero tenia alas de dragón. Miro tambien al cielo y vio que se habia tornado de un color morado o azul rojizo, pensó que era el mismo infierno. El gato le dijo “este es el último de los cielinfiernos de la torre, de este nadie ha salido”, a esto el niño-a le dice “que?? Por que no me dijiste eso antes, gato??”, sin respuesta el niño-a camino por un sendero que habia, a los alrededores de este sendero huesos y cráneos le daban ese toque tétrico y común del infierno, miro hacia donde el sendero se perdía y vio un pequeño pero notorio ser, que al parecer lo esperaba, era muy pequeño para describirlo. Comenzó a correr para llegar lo más rápido posible, al poco tiempo, se sintio muy cansado y el calor se hacia sofocante, lo desequilibraba, miro de nuevo hacia el final del sendero y esta vez creía saber lo que era, un espíritu de alguna persona, ahora se veía un poco más grande, miro hacia la estatua y no creía lo que veía, la estatua se habia convertido en un monstruo gigante, como un Leviatán, y tan indescriptible como la cara de la muerte. El niño-a sin saber que hacer, se arrodillo y sin escuchar las palabras de huye y corre del gato, el Leviatán lo miro, se acerco lo suficiente como para agarrarlo, pero al intentarlo un campo de energía rodeo al niño, haciendo que la mano del Leviatán volara en pedazos. El Leviatán grita tan fuerte que los huesos que rodeaban el camino se desintegraron y de los ojos de la bestia salía fuego que quemaba al niño-a a pesar de la distancia.
Como si el grito lo hubiese hecho despertar miro hacia el espíritu y corrió a pesar del cansancio que lo agobiaba, el Leviatán se tranquilizo y como si la tierra del cielinfierno fuese agua se metió en ella, ahora si el niño-a estaba en problemas, no sabia donde podía estar ni como iba a atacar el Leviatán, a esto se le sumo al niño-a un cansancio gigantesco y un mareo que no lo dejaba pensar, aun así hizo el esfuerzo y junto la energía del gato con la de él y caminado atento a cualquier movimiento de tierra siguió lo que quedaba de sendero.
Ya no quedaba mucho y el espíritu siempre miraba hacia el otro extremo como si no supiera lo que pasaba detrás de él, cuando el niño-a llego lo suficientemente cerca para hablar con él, este se dio la vuelta y le dice “quien demonios eres para impedir esto??”, apuntando hacia el otro extremo de donde miraba, el niño-a levanta su mirada y ve como miles de espiritus muy poderosos a su parecer caminaban hacia un portal, que al parecer era la salida del cielinfierno, casi estupefacto por la cantidad de seres que veía, dijo como respuesta “soy el Niño-A, el primero en hacer... ESTO!!!”, gritando como un guerrero antes de la muerte, y corriendo a pesar de su cansancio, con los puños adelante y la cabeza sin despegarla de su objetivo, que era el portal, se tiro hacia la oleada de entes, y como si lo hubiesen visto todos los espiritus formaron una muralla, la cual mientras el niño-a mas se acercaba esta se veía mas fortalecida.
Sin parar ni pensar en lo que podría suceder, el niño-a, al estar cerca de la muralla de espiritus salto hacia el portal, y los espiritus uno por uno se le pegaban al niño-a como una red para impedir que este tocara el portal, finalmente atravesó la muralla, pero ya era tarde, no recordando a su anterior enemigo lo vio con los mismo ojos que la primera vez, el Leviatán sin mano resguardaba la salida, “esto cada vez me va gustando mas, apliquemos energía espiritual” dijo el niño-a al ver tan problemático cielinfierno, sabiendo que si lograba salir, ya habría logrado mas de la mitad en la torre, lo único que faltaba por saber eran los pisos.