Todo para vos, por acrecentar el regocijo de mi tarde con los ecos de tu sabrosa vida, beso.
Guau, aún estoy levitando en este mar de ensueños, temblorosa, alterada, tratando de centrar ese deseo inmerso entre mis brazos. Y el aire de tu piel traspasa la tibieza de mi cuerpo, dejando las fronteras que cohabitan en paralelo, te siento en mí, me enervas bajo el aliento de tu cuerpo vibrando en una misma sintonía. Me derramo en tus palabras como un suspiro itinerante de mis ansias, te cerco, me habitas, dibujas al mundo en el territorio de mis ganas, amanezco, muero bajo las aguas de estos sentimientos eclipsadas en el deleite de tus manos. La tarde se apodera de mi vida, detrás, el cielo de tu alma encalla en el delirio de mis pechos, como un delicioso asesinato que se expande en el deseo, luego, el silencio de tu piel al borde de mi ser, la habitación, el universo y otra vez la vida... Ana Cecilia.
|