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Inicio / Cuenteros Locales / princesacelta / Reencuentro - continuación de El Amor No Fue a La Cita

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Extraños...

El tiempo pasó, cuánto cambiaste, al menos yo lo creo así. Seguías teniendo el mismo corte de pelo que hacía casi unos años atrás cuando el destino hizo que nos cruzáramos en aquel sitio y nunca más quisiéramos separarnos, al menos por los siguientes meses de nuestras vidas. Usabas un Jean nuevo que te quedaba espectacular y la mochila de siempre colgada del hombro izquierdo.
Al ver que te acercabas aspiré hondo. "Ya no hay vuelta, Luna, acá están otra vez" me dije, y sonreí. Te di un beso en la mejilla, mientras intentaba disimular mi mal humor por tu llegada tarde y mi mundo temblaba sin dar rastros de eso, pero vos no parecías preocuparte por la demora.

Te conté de mi vida, de estos meses sin vos, de cómo había caído en la bulimia para llenar un vacío, de cómo pasaba los días sin tenerte a mi lado. Hablamos de lo obvio: el sexo. Sí, eso que había llenado nuestras tardes y noches para cubrir la falta de comunicación. Me contaste de tus aventuras y, aunque una puntadita celosa tocó mi corazón, en seguida pude responderte como amiga y querer saber más.

Los minutos pasaban, entre comentarios tontos y risas huecas. Entre miradas frías que intentaban convencer al otro de que no había pasado tiempo y las cosas podían ser como antes, podíamos ser amigos, podíamos hacer el amor, podíamos ser dos seres humanos más que sin conocerse deciden compartir una noche y luego no volverse a ver. Nosotros no nos reconocíamos y era el momento de dejar el pasado atrás.

Guardabas tus manos en los bolsillos, como si tuvieras miedo de tocarme. Yo me movía constantemente, como si tuviera miedo de enfrentarme quieta ante tu cuerpo. "Demos una vuelta", te propuse. Pero vos querías otra cosa. No querías jugar. Querías ir directo a los hechos. Al lugar de los secretos oscuros y depravados, donde los nenes buenos no deben entrar. Yo todavía no estaba lista para reencontrarme con tu cuerpo, todavía te estaba buscando a vos.

Cómo empezó todo, no me acuerdo. Lo único que sé es que te miré la boca y vos me dijiste si tenía ganas de besarte. Yo me contenía y no quería ni desearte, pero hacía rato que lo estaba haciendo.
Cuanto más cerca te tenía, más me retumbaba el corazón. Ya no aguantaba más. Yo sabía qué quería. Y no me importaba más nada, no había pasado, sólo una esencia de lo que habíamos sido, una pasión aún encendida, no había presente más allá del momento y no había más futuro que otros momentos fugaces como aquel. Sólo importaba esa piel encendida, la boca desesperada por un beso que aun te negabas a dar y Solamente te deseaba.

Y finalmente, luego de un juego histérico que casi me quema por dentro, me diste un beso y tu mano salió del bolsillo para recorrerme la espalda.
Hacía cuánto que esperaba ese momento. Esa sensación. Esas ganas desesperadas de que me hagas el amor. No podrías imaginar jamás cómo te deseé en esos minutos. Y cómo me alegré por dentro cuando dejé caer esa barrera que quería protegerme del fracaso de no seguir siendo la mujer que necesitás. Ya no me importaba.

Deseé poder animarme a ir más allá de mis límites, de esas cosas que, aún siendo lo suficientemente liberal, no me parecían "correctas" pero fue poco lo que conseguí. Sé que pensaste que seguía siendo una nena y sé que no te imaginaste la lucha interna por complacerte o seguir firme a mis miedos.

Volví a preguntarme por qué amor y pasión no iban siempre de la mano. Por qué podía no amarte pero aún así desearte tanto. Y sólo encontré por respuesta una sonrisa triunfal en el espejo del baño. Esa luz en la mirada por saber que las uniones del alma no mueren de un día para el otro.

Charlamos antes de la despedida ni siquiera aclarando si habría una próxima. "Dios dirá", pensé. "Como lo dijo esta vez".
Vivimos una noche que quedó en mi memoria. Otro capítulo del cuento, donde dos almas desnudas se volvieron a encontrar a través de dos cuerpos y aunque el día de mañana el destino nos depare caminos distintos, quiero que sepas que este reencuentro me hizo muy feliz.

En mi corazón siempre vas a tener un lugar, fuiste el que me hizo mujer, aunque no hayas sido mi primer hombre. Vos sabés...

Gracias nene por hacerme vivir estos cuentos...

Texto agregado el 29-03-2005, y leído por 175 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
07-08-2005 buenisimo como terapia, pero aveces debemos tener los pies en la tierra, aunque quisieramos volar fioremh
05-08-2005 Cuando vi que habia segunda parte, me gusto mas todavia la historia. felicidades darutto
04-08-2005 ...Hay ocasiones en que tratamos de recuperar el tiempo perdido que la distancia puso ante ciertos amores... Lo mejor que puede ocurrir es dejarlos pasar como buenos recuerdos en la memoria. ¡Bien enfocado el tema, Princesitacelta! OK, SALUDOS: LuisTamargo.- luistamargo
04-08-2005 En México tenemos un dicho o refrán que dice: "Donde hubo fuego, cenizas quedan". Y es muy cierto, tanto, que ya lo viviste y lo describiste a la perfección. Jaco
03-08-2005 buensimo muy parecido a lo q me gsuta escribir que bueno paulatabbia
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