Dos veces haré una cruz
para borrar mi cara sucia
y no verte, y negarte
por fin cegaré mis pupilas
para matar tu luz
que me abusa
y que me ronda
como polvo espezo
y matina de brumas
Tu voz se ramificó mortecina
y se me volvió enredadera
flores negras exhaló
como baño de tisis
y sangre yerma
no quiero el eco de tu voz
desgarrándome por dentro
no quiero ni preciso
claveles en mi entierro
Has de cuenta
que no he muerto
dale tregua al olvido
ponle dedales
a esos deseos tuyos
lléname de lamidas
por dentro
que me agarra el recuerdo
de cuando abrigaba tus miedos
Texto agregado el 29-03-2005, y leído por 303
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Lectores Opinan
12-10-2008
Me gusta, me gusta, ...como todo lo que escribes. como siempre.
kaikena