No comprendo las excusas tantas veces utilizadas en el amor, cómo queriendo escapar de ese sentimiento.
No entiendo esos caparazones con forma de nada, que habituamos a ponernos como queriendo contraatacar algo que ya existe.

A veces, me asomo por los recuerdos de los brazos que han rozado mi cuerpo y mi resumen se simplifica al dolor y la huida a toda prisa.
Pero en el repaso, me encuentro con unos ojos enormes que me gritan en voz bajita un como voy a aprender a no querer, si es parte de lo que soy y de la forma que tuvieron mis padres de crearme...

Cuando me contemplo en el espejo del cuarto pequeño, veo una mujer con ganas de ser buscada y encontrada, de ser receptora de besos y palabras hermosas...
Veo un reflejo que a ratos se enciende, pero a ratos se apaga... veo la ausencia creada por mi propio rechazo a la palabra “enamorada “, veo un camino de piedrecitas que quieren clavarse dentro para dificultar mi vuelta ...
Y me parece percibir una ilusión comedida, que me ciega las manos cuando le tocan... y veo sus pensamientos turbios sin la certeza de sí sus besos son reales o profundos, contando las gotas de un día con lluvia, mientras sigo pensando que es imposible que alguien como él me ame.

Busco mi diario desesperadamente, queriendo plasmar lo que siento, pero se me escapa la tinta que no quiere pintar un pensarte... y es cuando comprendo lo que me parece tan inevitable...
“Amar no es un asesinato a mi corazón, es al respuesta que indica la verdad de seguir viva.”