Recuerdo el día en que se fue tu sombra, recuerdo el día en que tu voz se la llevo el viento. Fue uno de esos días grises de invierno, tenía frío, hambre y ansiedad.

Te vi ir desde la tierra al cielo, fue algo repentino como un relámpago, como una avalancha de nieve, como un proyectil, rápido sin previo aviso, fugaz como una estrella que se pierde a la distancia.

Recuerdo el día gris en que tu sombra desapareció, en que no pude ver más tu sonrisa, en que el Cielo fue más fuerte que la tierra, ese día en que tus párpados hablaron, se cerraron con un suspiro para decir adiós.



Las Cartas:


Hoy es otro día, hoy supe que ya no estarás más con nosotros, es como sentir cuchillos clavándome el pecho, pienso en tantas cosas antes jamás enjuiciadas, antes jamás descritas, hoy es otro día más que Dios dio de existencia al hombre, mas no a ti. Hermano querido, te me iras con Dios como si no tuvieras cosas importantes por las cuales vivir subirás al cielo dejando un montón de seres imperfectos atrás, dejando a tus hijos, a tu esposa a tus hermanos y a tus padres.

Hoy me han dicho que no estarás mas entre nosotros y no puedo hacer nada para detenerlo, no puedo hacer nada para cambiarlo, no puedo hacer otra cosa que pensar en ti, en tu partida, y egoístamente en mi dolor, se me ha olvidado que has sufrido por más de un año un lento desvanecer, no he recordado cuantas veces pediste que alguien pudiese aliviar tu dolor, he negado el hecho que solo Dios sabe por qué hace las cosas, que solo él tiene el poder para cambiarlas.


Este es el segundo día, estoy más nervioso que ayer, ya no recuerdo que comí, si termine mi trabajo, si llame a mis hijos o si esto es una pesadilla. He visto por primera vez en mi vida que mi padre no encuentra la solución, antes cuando éramos niños él tenía la solución para todos los problemas y hoy se ve superado, había podido enfrentar tantos desafíos en su vida, tantas barreras pero no estaba preparado para despedir un hijo, ni el corazón ni la imaginación le daban para tal cosa.

Me siento desvanecer, ya no se que decir o hacer, como decir a aquella enamorada mujer, que no hay más que hacer, como intentar que las niñas sonrían, ya no se que pensar te veo cada vez más distante, cada vez mas sumergido en tus recuerdos, en tu silencio, esperas con paciencia que el dolor se vaya o que lleguen ya los ángeles, estas débil ya no sientes casi el cuerpo, tan solo los cuchillos que te clavan y la angustia de no saber que pasara con tu familia y piensas humildemente en que no demoren en acostumbrarse a seguir viviendo sin ti. Sabes que va a llegar el fatal momento, se ha dilatado demasiado la angustia, ya no puedes sufrir más.

Mi tercer día es de reflexión, ya no puedo seguir pensando en sufrimientos, ve tranquilo hermano mío yo cuidare de tu familia como si fuera la mía, te visitare cada tarde para contarte lo nuevo que nos pasa, por favor ve tranquilo a encontrarte con el señor, dile de mi parte que le doy gracias por haberte dejado con nosotros toda tu vida y pídele cuando lo veas que me ayude a ser tan fuerte como tu para enfrentar las cosas, serás sin duda el mejor y más fiel ángel del Señor, dile que ansío conocerlo, que trataré al igual que tú de estar preparado para cuando llegue ese día. Seré fuerte para darle fortaleza a los nuestros no te preocupes sigue tu camino.

Esa tarde el sol se escondió más tarde que lo de costumbre, incluso vi caer algunas gotas al pavimento, lo que más recuerdo es tu mano apretada a la mía, fue mi dolor y tu alivio, Dios vino especialmente a buscarte te mostró el camino, y te sentí ir derecho al cielo.


Recuerdo el día en que se fue tu sombra, recuerdo el día en que tu voz se la llevo el viento. Fue uno de esos días grises de invierno, tenía frío, hambre y ansiedad. Mas ese día el cielo se abrió en un costado y tu alma junto a Dios se fue rumbo al paraíso y ocurrió que en ese instante que supe como debía continuar mi vida.