Pasaste de una risa a un grito desesperado, de una visión paralela a una necesidad constante y el gozo de algunas veces se hizo y se quedó por siempre. Tu risa es un eco multiplicado que se amalgama acá en mi carne, piel que desea tu estampa, realidad que deprime el corazón si no estás.
No sabes como quiero arrancar, desaparecer de tu vida, de mi vida,
pero el no estar, el no abrazar tu cuello con un beso me deprime,
evapora el combustible que me hace rodar en estos días.
El domingo santo, santo de nada, odié tu nombre,lloré encerrado en la habitación de la incertidumbre, el porque? retumbaba en mi cabeza y se hacía insostenible, temblaron mis huesos, mi carne te recordaba, mi piel buscaba ese perfume vicioso que está grabado, el deseo aclamaba tu sexo y suplicaba, suplicaba la candela del trasnoche.
Pero hoy he decidido mirar al cielo y sembrar tu nombre por el resto de mis días, Rociar cada mañana el prado de tu recuerdo para ver germinar tu nombre en el ocaso de cada día y observar como dormitas pidiendo mi pecho de almohada. Y mientras duermes tomaré tu carne, elevaré tu rostro, sostendré tu cuello en mis manos, estamparé en mi memoria dicha delicadez que encantó mis noches y madrugadas y al fin dormiré a tu derecha plegando mis manos en tu cadera en espera de ese despertar que traerá la sensualidad y el gozo que ya es marca en mi lecho.
Es tiempo de decisiones y lo anterior es talvez una utopía que me vuela la cabeza, amenazando mis convicciones, atropellando al corazón y manipulando las neuronas. Talvez algún día pueda guardarte en mi bolsillo para llevarte por siempre a todos lados, tomarte a mi antojo como desayuno matutino. Tal vez este mago que se cruzó en tu camino sea sólo un guía que cambiará tu vida en algún sentido. Talvez seamos sólo ese empujón que necesitamos para dar el segundo paso. Tal vez sea un sueño que debe trizarse en algún momento. Talvez solo quiera dormir un momento más en tu vientre, Tal vez seas sólo un momento, sólo un momento. Sólo. Solo.
Rubén |