Olvidemos que uno esta acá y el otro allá.
Pensemos que quizás ambos estén del mismo lado, es mas, olvidemos que existe una distancia entre ellos.
Ambos comentan cosas parecidas sin atenderse el uno al otro. Cuidado que no son la misma persona..jaja...no soy tan tonto.
Pongámosles nombre: uno es Juan, el que esta acá, y el otro es López, el que esta allá, aunque como dije, olvidemos las distancias.
Hablan de cosas parecidas pero no parecen entenderse, o quizás no se escuchan. Juan habla de relojes, López de gatos. Siempre existe la unión entre dos puntos, hasta entre los relojes y los gatos....jaja....tampoco estoy loco.
Siempre me fascinaron los gatos y los relojes, no así Juan y López.
Los relojes y su tic tac constante, cuando tienen pilas o cuerda suficiente, que se mezcla con todos los ruidos pero sin diluirse entre ellos, mucho menos su propósito, ese de acortarnos la vida con cada vuelta de agujas.
Los gatos, que decir de ellos, su pelo y ese miau que todo lo puede, sobre todo cuando uno esta viejo o no tiene nada que hacer, salvo que siendo jóvenes no nos gusten las ratas, en ese caso mas que nada los soportamos, aunque sea un dulce, tibio y ronroneante soportar.
Ni pienso explicarles el nexo entre estos dos artefactos, gatos y relojes (y eso que no complico las cosas con perchas, un fino vino blanco y “las mil y una noches” edición de bolsillo).
Si quieren respuestas, escúchenlos a Juan y a López. A mi el horario de visita se me acaba y si no vuelvo pronto al cuarto, ya veo venir los electrochoques.
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