Es difícil contar algo empapado de sentimientos pero lo voy a contar o al menos lo intentaré. No sé por dónde empezar, podría contar las veces que Rodrigo se equivocó metiéndose en el aseo de señoras(eran como un imán para él, que raro...), la cara de orgasmo de Graju y Rodrigo mientras comían su cazuela de callos a la madrileña, el chaparrón de agua en la Puerta del Sol, la llegada al Hostal Principado regido por una gallega y su empleado francés con voz de tenor, también ese momento en que los seis estábamos metidos en la habitación de Graju y Neus dando cuenta de un jamón y dos botellas de vino, o ese momento inolvidable en el que un policía metralleta en mano nos conminó a bajar del león del Congreso de los Diputados mientras gritaba: “¡Sois peor que los niños!” y al mismo tiempo tiraba del pantalón de Rodrigo que iba justo en la grupa, aunque también podría contar el intento de robo de la cámara de Rodrigo en el que Graju haciendo uso de sus súper reflejos avisó a tiempo y Rodrigo agarró la mano del ladronzuelo como si fuera un chorizo ibérico, pero mejor contaré el encuentro con el estupendo Juan Rojo y su mujer junto al gran Huidobro, un encanto de personas, ahora pensándolo bien, podría contar nuestras cenas en “La Caserola” donde por poco nos hacen un monumento a la fidelidad, o esa cena del restaurante fino donde un coqueto camarero palpablemente sensible nos echó el ojito, o esas conversaciones con Neus, que no es hablar, es dejar que acaricien tus oídos con la sensibilidad hecha carne y hueso, o mejor los gestos de cariño de Tana, una mamá caribeña que no tiene sangre en las venas sino pura caña de azúcar, o la cara de Pilar, que cada vez que la miraba sus pupilas eran soles y sus risas cascadas...
No sé por dónde empezar, así que allá voy, esto fue lo que pasó:

-Callos a la madrileña
-Lacón con grelos
-Pulpo a la gallega
-Chacina ibérica
-Surtido de tapas
-Pescaíto frito
-Chocolate con churros
-Caldo gallego
-Rioja
-Vino Manzanilla
-Gurpegui de Extremadura
-Chuletitas de cordero
Y también risas, risas, risas, risas y más risas hasta doler las muelas y el pecho. Además de todo eso me traje un cuadro precioso, unos bolígrafos estupendos, relojes, un bolso de viaje y un bote de Nescafé de Tana, joé que de cosas...
Y por supuesto una amistad hasta el final de los tiempos y la promesa de volver a vernos.
Os quiero a todos.

pd: El Corte Inglés también se alegró de nuestra visita, ¿verdad Tana?