Cruzaba la puerta de la catedral la niebla flotaba leve adentro, los rayos de luz mostraban su cuerpo. Me acerco y cruzo el umbral de este templo. Inmensas columnas sostienen el cielo, custodian el paso, la entrada al altar. Levanto los ojos, despacio me acerco, no miro hacia atrás y sólo contemplo la gloria divina del que tiene fe.
Texto agregado el 28-03-2005, y leído por 140 visitantes. (2 votos)