Queda de nosotros la inicial preponderante, las esperanzas vanas de un recuerdo que no se ha condicionado, el argumento vivido de las manos incomodas. Las embriagantes ganas de fuga con el espanto de tiempo y circunstancia. Me duele pensar que no vienes por partes, sino entera y poco disuelta como letras que deambulan cansadas de esperar a un mundo más justo, pero que de algún modo sería menos humano.

Las ganas de tenerte aunque fuera por fuerza, con antojos adivinos para la estampa contorneada de especias guisantes, como guijarros remojados al baño de sol y con un sabor a boca desvelada de tanto gritar entre sueños, contactos ajenos de coyunturas no labradas unidas por conjunciones tontas realizadas a menos de treinta y cinco minutos de distancia una de la otra. Metáforas y metáforas ambientales para consumar una realidad aparte que me lleve al exilio cerebral contundentes mayúsculas de espontánea náusea provocada por el recargón de nuestras rodillas en esté momento.

Mordiscos de labios partidos en gajos de metal, fríos y resecos cataratas de suculentas espinadas por ellas mismas en los más hondos pellejos llamados por complacencia a lo que en algún momento fueron, labios. no le voy hablar de mi otra vez, sino de las intolerancias artísticas más sobrecogedoras que narran ecos demoledores.

Rolamentos, recursivas, estrancumicos, aproximados contradictorios y metulentos acrapaxico que noctambula pasajimeras y conyaturamente para provocarme el nochunte, la manía de tributas atimentes pasamina comumuntada para ducturiar en la espera de nuevas formas que nos arranquen de una solo vez la incertidumbre.