Me costo mucho subir las escaleras, tropezando varias veces, a pasos muy torpes y descoordinados, pareciera estar quedándome dormido. Las llaves no entraban en la cerradura, herré muchas veces antes de abrir la puerta.
Una vez dentro apenas logre cerrar la puerta y caí al suelo, me quede dormido como si un golpe paralizador me hubiese hecho su victima. Después de eso no recuerdo nada más.
Desperté a la mañana siguiente, no había nada porque preocuparse, el diario yacía a mi lado, la puerta estaba cerrada, las luces apagadas, no había sucedido nada mientras dormía en el suelo.
Solo han pasado unas tres horas desde que desperté, tan solo escribí lo que paso el día de ayer, y leí el diario de Gabriel, ahora debo empacar mis cosas para irme de viaje, mi próximo destino es Darrow, un pueblo que aparentemente es la cuna de este mal, por lo menos eso es lo aclarado en el diario de Gabriel. Según cuenta, este pueblo esta en la cercanía a la mansión Reahdner, me aproximo a averiguar como un libro llego de ese lugar hasta la mitad de la selva brasileña, recorriendo miles de kilómetros por un portador anónimo. Y como llego a la casa, quien habita en la casa, quien se llevo el libro de la casa y como lo obtuvo aquel hombre loco de la expedición de mi tío.

Compre los boletos del tren apenas salí de mi antiguo refugio, procure de irme completamente solo en el vagón privado con la burda excusa de que tenia gripe. El tren me dejaría en una estación en Nuwhe, un pueblo que básicamente es la estación, unas pocas casas de los trabajadores, un hotel y una pulpería. No pretendo pasar la noche ahí, me iré en caballo hasta Darrow y llegare antes del anochecer. Esos son mis planes por ahora.
Que agradable es la sensación de seguridad de estar en un vagón privado completamente solo, aunque, ahora que me detengo a pensarlo no es una seguridad tan perfecta, mas bien, produce una sensación de observación aun mayor, análisis externo.
El nublado día me dice muchas cosas, pero no las puedo escribir, puesto que ni siquiera las puedo contextualizar en mi mente. El vagón es bastante acogedor, un color a cerezo que puede relajar a cualquiera, como es temprano aprovechare el tiempo para dormir un poco, puesto que anoche me pase inconciente y no dormido.