Dedicado al eclipse de Luna, sol y razón
Viví en el tiempo de los héroes y las hadas, tiempos arcaicos. Entonces, hablaba otra lengua, que hoy olvide. Ni siquiera puedo traducir mis recuerdos. Viví en un tiempo en que se vivía una batalla... Nadie nos enseñaba en cual bando pelear. Fui sorprendida peleando contra guerreros del Rey, en la batalla donde mate por primera vez. Me reconocieron por mi cabello negro como una noche fría de invierno, por mi anillo arcaico y también, por mi manera de pelear...
Estoy nerviosa como una condenada a muerte, tal vez sea eso... Mientras, espero mi sentencia trato de creer:
“Ángel de la Guarda,
dulce compañía,
no me desampares
de noche ni de día”
Vi en mis manos la espada, un diamante, la sangre, un trozo de Luna... Me acusaron de romper el orden establecido. Entraron en mi casa buscando la pócima, y no encontraron fuerza de gravedad, todo estaba en el aire.
Volví a usar uniforme, aunque esta vez ya no soy una guerrera. Nos encierran en salas con rejas para enseñarnos a leer y escribir. Olvide mi libro, no aprendí la lección... Me van a castigar, no sé que cresta hago aquí, mejor me voy... Han pasado dos horas de deambular, paso frente al Claustro, decido espiar... Una monja reza con fé ciega en medio de las dudas, busca una frase que conmueva a su dios, busca en eso un refugio, una manera de no ver a su derecha el túnel rebosante de pequeñísimas almas que no lograron la libertad, de lo que arrojo, de la producción de inmundas camadas. Ella exclama: “Hagamos las cosas como dios manda”.
No se si rosear polvos sobre mi berlin, echarle mas heroína a su café o comer frutas con LSD... Quiero ver la Noche de San Juan, si hay Luna llena, podré ver bailando a un hada...
¿Cómo permanecer inmune ante las guerras, los números, ecuaciones y verbos que no magnifican la idea plena de lo que para Todos es la razón? ¿Cómo permanecer inmune a tu piercing, a tu canto y a tu voz?... Me mata la idea, como si tal idea fuera la ultima antes de llegar a la primera quizás...
Ilumino los pasillos de estas calles, estas inmensidades tan pequeñas... Alargo los pasos, invito a aventuras. Soplo el vidrio de la ventana, la adorno con papel de caramelo y ya está. Con la punta del dedo voy anotando palabras sueltas, besos azules, ramos de letras que se acomodan solas... El es un hombre joven - viejo girado. El es un vuelo próximo en un Chardonay, el es un perdón de fila de muerte dos minutos demasiado tarde. No es lo que usted piensa, él es como lluvia en su día de boda. Él es un paseo libre, gratis, cuando usted ya ha pagado... Quien quizás ve su pensamiento...
Me deslizo como una gata, pero al observarte, me acerco nociva como un virus, veloz como una epidemia... Me integro, imagino, entre Eucalipto y un rezo terminado en amén... Me intoxico con tu piercing, me resbalo en tu voz y me enredo. Quisiera pensar en la imagen de un silencio que se va, como un regalo de un cielo mejor... Jamás nada será igual, porque respirar siendo tu amiga es más lento. Redescubro mis fallos cardíacos, esta arritmia, este sol cubriendo el intento de voces que partieron una vez, donde muy pocos rodean la cordillera y el mar...
“Si suena el teléfono y preguntan por mí, digan que están equivocados”, de todas maneras es imposible que alguien me llame aquí, es como si no estuviera en ninguna parte.
La mujer que esta aquí, me es completamente desconocida, pero la reconozco exactamente en el momento en el que esta en mi lugar… No me distingo, es como si llegaras a tu casa, pero sientes que llegaste a otro lugar. La llave funciona. La casa es un poco más grande. El espejo del baño refleja tu misma cara, pero no te reconoces. El CD que dejaste puesto no es el mismo que dejaste puesto al salir. El pan del desayuno esta duro al medio día, y el café no se ha enfriado aún. Un vecino te pregunta a través de la reja: “Vecina, ¿me puede prestar el teléfono, por favor?”, y tú accedes, aunque después recuerdas que no tienen teléfono... Ya es de noche, tu cama esta más helada que lo normal, tus sabanas son mas oscuras, tus sueños son otros... Un beso te despierta, un beso que se escapo del silencio, porque allí no hay nadie.
Esto parece un organismo vivo, un recorrido por la conciencia, un viaje de plasma sanguíneo, neuronas activando el pensamiento, pero en realidad somos robots. Veo un caos que todos ven ordenado. Falla mi memoria, falla esta puta brújula.
Podría decir todo lo que tengo que decir, y no es poco. Cada fragmento de este cuento quisiera una partícula de mí comiéndole a besos, y él se va volviendo de carne y hueso.
Matar a alguien te incorpora en una realidad infinita... Matar, matar a una mosca.
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