Caminaba absorta en mis pensamientos , hacia la Cuesta de Moyano, sentía el hastío y la pesada soledad de los sábados por la mañana , mi vida absolutamente monótona no daba lugar a nada , no follaba hacía la tira de meses, estaba como invisible para los hombres y un poco hasta el moño de esas masturbaciones seguidas de ataques de llanto y de coñac barato, decidí abarrotarme de lectura , ya estaba en plena cuesta y comencé a ver los millones de libros de todos los géneros imaginables, aparte de ello había un hombre que no me quitaba la mirada, parecía extranjero, sus ojos negros y saltones , penetrantes me hicieron sentir deseada, por un momento me detuve a pensar si mi gran deseo no me haría ver visiones, estaba en eso cuando sentí , señorita ¿me podría decir donde esta el Museo del Prado?....digo claro , si me esperas un minuto, a que compre este libro te llevo, voy hacia allí,…. abruptamente cambie mis planes, Shajar; hebreo esperó pacientemente y nos fuimos al Prado, que de paso no me venía nada mal, hacía tiempo que no lo visitaba y aunque no era una forofa , algo sabía del tema, nos encontramos nada menos que con El Guernica y la cólera de Picasso contra la guerra, Shajar se quedo largo tiempo mirándole, mientras yo le explicaba como el gran maestro había llegado a realizar tan magna obra, el 1 mayo de 1937, bombarderos Nazis llamados por Franco destruyeron la ciudad vasca de Guernica. El bombardeo duró 4 horas aniquilando al instante despiadadamente la ciudad y sus alrededores en un rayo de 10 kilómetros. El total fué terrible: 1600 muertos. Miles de personas heridas y sin lugar. Una ciudad borrada del mapa, Shajar se encojio de dolor, me gustaba su sensibilidad , luego de visitar ese templo de arte , lo invite a almorzar a mi casa, sabia hacer jamín sefaradí, el abrío más sus expresivos ojos negros, es como comer con mi madre dijo, yo penseee, si , hijo mío, pero te daré algo que tu madre jamás te dio…. condujo él mi coche, mientras mi mano comenzó a tocar su pierna y a subir, lo sentí crecer, más y más, aparcamos el coche y corrimos como niños a la segunda planta de la calle pez, hicimos el amor como adolescentes una y otra vez, nos dormimos abrazados, el calor era abrasador, mi humilde morada no tenía aire acondicionado, despertamos sudorosos hambrientos de Jamín sefaradí, amor y más sexo, mientras preparaba el Jamín , Shajar regó las plantas de la terraza y puso en orden la habitación, era el hombre ideal….. |