Ruperto aseguraba muchas cosas...Sólo recuerdo dos: que el amor se gasta, la primera; y la segunda, que ya no se puede volver atrás del punto de intimidad que alcanzó una relación.
Por la primera se mantenía alejado de la que fue su novia. Por la segunda, teníamos una amistad entrañable, muy esporádica, pero transparente. Nos permitía ventilar miedos, frustraciones y esperanzas.
Han pasado unos seis años de ese tiempo de amistad. Ruperto se casó hace unos meses, con la que fue su novia, su antiguo amor, luego de algunas relaciones breves con otras muchachas.
No volví a verlo. Sé de él por amigos en común. Finalmente se arriesgó a gastar su amor con quien debía, antes que la vida se lo gastara a él en solitario (me escuchó el consejo, porque no creo que el amor se gaste, más bien, los egos friccionados). Y sí, si dio vuelta atrás del punto de intimidad alcanzado en nuestra amistad...de lo contrario, al menos me hubiera invitado a su boda...ven como nada es absoluto...sólo ese vodka sueco...absolut....y por supuesto, el amor. |