MURIO LA FLOR

En rigor, soy una delincuente. Pero de las decentes ¿he? Camino día y anoche por las calles de Provi cazando desde “motes” hasta deportivos caficheros, esos con llamas y weas flaites. Soy de esas que irradia ternura, con carita de ángel y un naturalisimo y bien entrenado estilo freaks, cualquier cosa y sobre todo, no hablo a lo chi wa...

Me muevo bastante bien en la escena, cúmas son los que más me cágo, no soy de esas que justifican su actuar con quitarle al que tiene. Lo que hago es quitarle al que no debería tener, al que le costo poco más que “un susto y una arrancada” estar donde esta (lo mismo deberían hacer conmigo).


Ayer conocí un niñito de lo más fashion electric, pendejo pero me dejo sin aire, no a parado de llamarme, pero me hago la interesante ¡qué más puedo hacer!. Contarle sobe mi vida postiza, ¡de mi obsesión por cagár a la gente!... decidí llamarlo, para hablar, para que no se pase mas rollos, etc, pero no aguante. Me lo serví sin piedad por sus 17. Mientras se duchaba su celular sonaba insistentemente diciendo en el visor “mamá”. Lo apague y me viré, necesitaba pensar. Intencionalmente deje mi reloj en el velador, pague la cuenta y me subí a la scouter. De dar vueltas y vueltas llegué al San Cristóbal, enciendo un pito y trato de razonar...

Algo demasiado extraño me esta pasando, parece que ya no me excita tanto la dulce distorsión.

A escasos metros de mi moto aparece de la nada el lucho-pilsen y una manga de eladeros, mas volaos y duros que la cresta. -Cómo esta mi guacshita, mich donde lo venimo a entontrar – (me tiré)...

A este le debo una con peso, pero que tanto ¿a lo mejor ni cachó? Igual la situación es brigida. Me violan sus descaradas y horrendas miradas. ¡Se acercan!, ¡me acosan! Atino, saco “la chica” mi fiel amiga y mando un par de cortes locos desatando ira. Corro cerro abajo, junto a mí vuelan sus piedras...

Siento que el taxista es un “psico-depra”, producto de la angustia me escapo, huyo despavorida de nada, ¡esta no soy yo!

El sentido de mi existencia pide a gritos un fair play. Como un ser dibujado de inocente infancia deprimida corro por veredas en silencio, ahogada en mil sollozos. Se alargan las calles, se pudren los bares, alzo mi brazo tirita el silencio. Se abre una llave, me juego la vida.

Te encuentro en la esquina y quiero abrasarte, sales del Esso market y corres a un Ford, estas con dos putas que te esperan dentro, aceleras, escapas de mí, chocas en la esquina pero no me importa, te lo mereces ¡pendejo calienteeeee!

Todo se acabo, por la alambrada arrastro mi cuerpo, tras la vida corro, alcanzo su vuelo y... DESPIERTO...