Zafiro


2:20 de la madrugada, el presentador anuncia la tercera llamada, Zafiro está por entrar a escena, varias chicas terminan su actuación y saltan a la pista dejando el escenario a Sofía “La Zafiro”, las bocinas aturden con música de Nirvana, creando una atmósfera eufórica en torno a la voluptuosa bailarina, que hace alarde de sensualidad con acrobacias, contorsiones, flexiones, insinuaciones, gestos, fricciones, sobre un tubo cromado ubicado al centro del escenario. Su gran momento para hacerse publicidad y captar todas las miradas masculinas muchas de las cuales no resistirán la tentación de invitarla a bailar o a hacer “privados” que consisten en llevar al cliente a un cubículo, sentarlo en una silla y durante el tiempo que dura una canción la “teibolera” se desnuda, baila y frota su cuerpo con el susodicho.
Sofía conoce el oficio del table dance y levanta los ánimos de los concurrentes con sus movimientos, escucho una canción suave, tranquila de U2 que no escuchaba hace años, mientras observo a Zafiro contorsionarse sensualmente alrededor del tubo, abajo varias de sus colegas aprovechan la emoción de los clientes, se sientan en las piernas, nos muestran persuasivamente los senos y nos dicen cosas que saben que queremos escuchar los hombres, una estrategia eficaz para vaciar carteras en tiempo record.
Suena otra música Zafiro ya con poquísima ropa baja a la pista, baila entre las mesas, baila breves instantes con los que se encuentran cerca, la invitan a bailar, la invitan al privado, Zafiro sigue bailando, baila conmigo, baila con un señor gordo que le deposita muchos billetes entre su diminuta ropa y le susurra algo, baila con mujeres, con hombres, con homosexuales, con lesbianas, con solteros, casados, viudos, divorciados, decepcionados, rancheros, abogados, ingenieros, arquitectos, contadores, médicos, políticos, burócratas, estudiantes, baila con unos adolescentes que parecen menores de edad y que seguro entraron al show dejando una jugosa propina en la entrada, baila con todos.
Zafiro me busca otra vez pero yo no tengo dinero para pagarle un privado, si acaso para invitarle una copa y bailar con ella, lo cual hacemos alternadamente durante varios minutos. A éstas horas de la noche los que parecían más sobrios y tranquilos apenas pueden detenerse de las mesas. Zafiro baila muy bien y yo no puedo agarrarle el paso hasta que rodeo con mis manos su cintura, la acerco a mi cuerpo y me dejo llevar por el ritmo de su sinuoso cuerpo, y hacemos transcurrir la noche entre la mesa donde conversamos y tomamos copas y la pista donde nuestros cuerpos se frotan al ritmo de la música.

Es la última noche de Zafiro en esta ciudad y sólo quiere bailar, bailar mucho y conversar,
Te estás portando demasiado caballeroso... dice , y yo comprendo que más que un piropo es un abierto reclamo. Y ésta vez con la libertad que me produce saber que ninguna otra mujer está pensando en mí, oprimo con fuerza su cintura hacia mi cuerpo con mi brazo derecho, hasta frotar nuestros sexos a un solo ritmo, mi mano izquierda se vuelve más audaz y se pasea sin recato por sus curvas, en ese momento paso a ser parte del show, pues advierto que todas las miradas están fijas en nosotros y otras 4 parejas, las cuales se acarician más atrevidas que Zafiro y yo que parecemos hacer el amor de pie al ritmo de la música. Ella me rodea el cuello con sus dos brazos casi con la misma fuerza con la que yo oprimo su cintura y durante varias canciones continuas nada existía más que nosotros, con la fuerza y firmeza de mi brazo derecho acerqué lo más que pude hacia mí sus senos, sus muslos, sus caderas, su sexo, que se frotaban con maestría y voluptuosidad en mí, en cierto momento cuando ya había muchas parejas bailando dejó de ser atrevida, acercó su mejilla derecha a la mía, sólo su cabello se interponía entre nosotros y pude escuchar que estaba cantando la canción que bailábamos, una canción que hablaba de la cobardía de muchos hombres que rehuían de una mujer dispuesta a todo por ellos y no aceptaban que amaban también a esa mujer .

Se separó de mí, dijo que prefería ir a sentarse a conversar, nos fuimos a una mesa y pedimos otra copa, me pregunto mi nombre, pero más curiosidad tenía por saber a que me dedicaba, le dije que quería ser escritor, que había decidido emprender ese destino,...es la primera vez que coincido con alguien así en estos lugares dijo... debes ser un gran conversador... y empezamos una charla de mi vida que a ella le pareció demasiado atrayente que no pudo más que corresponder de la misma manera contándome cosas que me pareció que no le había contado a nadie más.
Dijo que logró titularse por su propio esfuerzo como licenciada en administración de empresas, pero que nadie le daba trabajo por ser madre soltera, la acosaban sexualmente y no la bajaban de puta por tener dos hijos, un niño y una niña con dos hombres diferentes que la abandonaron a su suerte. Las puertas se le fueron cerrando hasta mostrarle solamente el camino por donde transitaba ahora.

A veces interrumpía su propio relato para examinarme y decirme frases tan inesperadas por mí a la vez que nada usuales:
Eres un hombre con una personalidad cautivante y nada feo. He visto en tus ojos huellas profundas que sólo dejamos las mujeres...eso no lo comprendí... pero lo dijo muy segura de sí misma, mientras ella encendía un cigarrillo, yo no quitaba la vista de sus senos, después vi su rostro y me percaté que a veces tenía un matiz de dulzura y pudor que no concordaban con la voluptuosidad de su cuerpo.

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Sofía seguía soltándome confidencias mientras aspiraba su cigarrillo y yo me tomaba otra copa, me exponía su soledad sin rodeos, su necesidad porque alguien la quisiera, pero a la vez decía que no tenía paciencia para soportar un hombre fuera del trabajo, ni quería que sus hijos lo soportaran, no quería someterse a la voluntad de un hombre y poner en riesgo sus hijos nada más porque él les diera dinero. Conocía casos como el de una amiga que se casó con un cliente, un alemán que la sacó de trabajar, y otros tantos en que algún cliente se enamoraba y se casaba con una bailarina, pero desconocía su suerte posterior.

Hay mucha envidia entre bailarinas, la mayoría tiene escasa educación, problemas familiares, un 90% me atrevería a asegurar que somos madres solteras, es un ambiente hostil, algunas se drogan, otras toman pastillas para bajar de peso, para quitar el hambre, se inyectan, fuman marihuana, eso hace que anden con un descontrol hormonal encabronado, ya me ha tocado ver a niñas agarrándose a botellazos. Yo he sobrevivido porque no tengo vicios, un poco de alcohol y un cigarro es inevitable en este ambiente, pero nada más, soy muy selectiva con los clientes, me protejo, y tengo la suerte de ser una de las “teiboleras estrella” con ciertos privilegios, tengo una manager, una chica afiliada a la ANDA, que me busca plazas donde trabajar, para no tener que tratar con los dueños ni con “padrotes”, tengo además una meta clara, muy sencilla por cierto, construirme una casa y darle educación a mis dos hijos: no estoy esperando que llegue mi príncipe azul y me ponga una mansión.

Para que nosotras estemos seguras en éstos antros, ...siguió contándome...los dueños se tienen que mochar con mucha gente corrupta que gana mucho dinero sin hacer nada y no les conviene legalizar la actividad, pues se acabaría su negocio, los operativos hacen como que revisan si traes droga o armas, en algunos lugares si son eficientes, pero no pueden hacer nada contra los dueños, que a veces maltratan a las bailarinas, nos corren y no nos pagan y si te pones al brinco, los de seguridad te sacan y te ponen una “santa putiza”, sin importarles cuanto nos tuvimos que chingar para ganarnos el dinero que nos deben, que nunca es poco.

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Si visitas con frecuencia éstos sitios ten cuidado cabrón, ... me dijo mientras me miraba vaciar el contenido de mi copa con fruición hacia mi estomago...aquí no hay salubridad, en otras ciudades como Cancún, Villa Hermosa, Aguascalientes, o Guadalajara te piden tu carnet con identificación y foto de prueba de SIDA y Sífilis cada dos meses y la prueba del exudado vaginal semanal, lo exige el dueño, en cambio aquí en DF, Toluca, Hidalgo, o Puebla no existe eso. Una vez en Veracruz tuve sexo con un judío ¿ tú no eres judío? ...No, dije...( y en ese momento se me atragantó el alcohol en la garganta y me dio un ataque de tos) se rompió el condón y ya los conoces...¡mamones! casi me apuñalaba el wey, ... cálmate cabrón le grité, y le demostré con mi documento de salubridad que estaba en el bar que no tenía SIDA, sífilis ni infecciones vaginales, en cambio el muy hijo de la chingada no me pudo demostrar que estaba sano.

Aquí una vieja de éstas, puede tener mil infecciones y tú ni sabes, no tienes ni idea de cuantos cabrones quieren hacerte sexo oral sin protección en un privado, ya borrachos les vale madres, en cambio yo para hacértelo a ti te pongo un condón y me protejo, ...decía mientras me miraba y sus labios aspiraban una prolongada bocanada de humo de cigarro...la boca es una de las partes más infecciosas, tengo cualquier cosa y te la pego, luego vas con tu mujer o tu novia, y mínimo le contagias un herpes.

Me siguió contando de la soledad de los últimos 2 años y medio de su vida, dinero, viajes, peleas, noviazgos efímeros, visitas cortas a su familia, hasta que un mesero nos dijo por enésima vez que era hora de cerrar, yo era el único cliente y no precisamente de los que llevan mucho dinero.

Antes de despedirnos;
le conté un chiste demasiado bobo sobre los cumpleaños, pues me dijo que estaba nostálgica porque pasaría su cumpleaños 28 trabajando en Veracruz, le comenté que no había motivo para eso, sonrió, nos miramos,... no quisimos decirnos nada más, la mañana estaba que llegaba, debía irme, ya no le confesé que el mismo día yo estaría cumpliendo 33.