Cuando dejo que el aire inunde mis pulmones y no me opongo a los pormenores de mi diafragma. Cuando dejo que la piel se erice con el roce casual de una caricia y canto a voz en cuello en medio de la noche y de los amigos. Cuando te recuerdo y me persigno con el olor de tu mirada y cien lotos se acumulan por si te apersonas. La noche se hace más tibia se hace invierno entre las sábanas este frescor y esta calidez de vida o muerte no más son.-
Texto agregado el 24-03-2005, y leído por 133 visitantes. (3 votos)