Inicio / Cuenteros Locales / fielitz / El anillo de María K.
El ya casi anciano señor V., empleado de la funeraria, nunca supo qué extraño mandato desde muy adentro le ordenó tomar el anillo de la mano derecha de la lívida María K., a quien ni siquiera conocía, y esconderlo sigilosamente en un bolsillo interior de su túnica.
Antes de colocar el cuerpo en el cajón y taparlo para llevarlo a la sala, una irresistible idea se le instaló en la cabeza: tenía que hacerse con ese anillo engarzado con un pequeño y llamativo rubí, único adorno que ella traía consigo. Pálido como un muerto, el señor V. no tuvo muchas dificultades para hacer resbalar la joya por el dedo de la mano sin vida de la mujer.
Pasadas algunas horas, ya avanzada la noche, se habían retirado las pocas personas que asistieron al velatorio. El señor V., que dormía sentado en una silla del cuartito de servicio, se despertó bruscamente al sentir que alguien le hablaba, increpándole mientras movía un huesudo dedo de la mano derecha.
- Señor, ese anillo es mío. Si me hace el favor de devolverlo...
María K. fue sepultada en la tarde siguiente, pero al señor V. nadie lo reclamó, por lo que sus restos fueron enterrados por cuenta del servicio municipal.
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Texto agregado el 23-03-2005, y leído por 173
visitantes. (4 votos)
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Lectores Opinan |
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19-01-2009 |
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Escalofriante... dá mucho que pensar... Será que el impacto lo mató de un infarto? Lo cierto es que siempre es mejor actuar derechos... jejejeje Me gustó. dulceamiga |
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23-03-2005 |
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Es excelente su juego... disculpe usted mi descarado atrevimiento.
Muy bueno. Maicol |
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