En ocasiones,
siento un vacío
dentro del tiempo detenido
de mi vacío interior,
en ese espacio de arenas
dentro de aquella
esfera de cristal,
deteniendo mis latidos,
congelando
en un suspenso
todas mis horas.
Mi pensamiento
enmudece,
se inmoviliza,
decae,
como arpegios
de una historia
con dos posibles finales,
espada de Damocles
que pende sobre mi
y divide en dos mi vida,
espejismos irreales
de mi realidad
del día a día.
Incertidumbre,
holograma de sombras,
que me distraen
los sentimientos
y me confunden
el alma.
Sombras desconocidas
acechando mis sueños,
el sueño del encuentro,
espero, anhelo,
imágenes que tejo
en mis segundos
de inconcluso futuro,
desintegrados sueños,
pedazos que recojo
y guardo en mis esperas,
como un rompecabezas
que aún no se ha creado,
tus ojos que no he visto,
tus labios que no he probado,
tus manos que no he sentido,
los latidos que en mi pecho,
tu corazón aún no ha dado.
Desazón, inquietudes,
lágrimas derramadas,
esperanzas sin límite,
ilusión, amor, deseo,
horizonte de luz,
sueños y sueños.
Dulce amor mío,
te espero,
que no termine,
te espero,
te espero hoy y mañana,
atesoraré en mis noches,
tu imagen, tu voz, tu risa,
mientras al cerrar mis ojos
espero, sueño y anhelo
con mis alas extendidas
que un día no muy lejano
mi amor, mi vida, mi amigo,
quieras llegar a mi vida
a refugiarte conmigo.
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