Canto a tus mantas invernales, sudor añorado de ti, no iré detrás de antiguos sabores cuando he probado tu sudor característico, de un tiempo que siempre será nuestro, lloro la inclemente distancia, necesaria, dicen...los obsesivos y seres tristes apegados a las absurdas renuncias que lastiman los sueños.
De unas horas, tus horas, unos minutos, todos los instantes de mi dia, de mi noche, que me recuerdan tus ojos, tus labios, tus manos, tus muslos, tu pubis voluptuoso, que bocado tienes!
tus orejas, tus dedos, tus pies, que lametazo!
Y maldigo a los dias que nos distancian, al océano que nos separa.
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