Anoche soñé que…todo el mundo caminaba con ellos adosados a la parte derecha del rostro, no eran incómodos para nada, todo lo contrario, por la sonrisa de quien lo portaba, parecía ser reconfortante el roce de su barriguita y su cola peluda. ¿Que qué forma tenían? Pues la de una ardilla, con su carita pequeña y traviesa y una larga cola que se extendía más allá del rostro de su poseedor. Pese a ser ardillas por su forma, la gente los llamaba perros y tres de cada cinco personas tenía uno, diferente en color pero semejante en forma. Lo más extraño de todo esto es que cuando la gente sentía hambre, los tomaba de su rostro y los disponía en una bandeja de plástico de estas que se usan para trocear alimentos, no, no temáis, porque en el mismo momento en que se despegaban del rostro, convertíanse en patatas, sí tubérculos, de los que ni sienten ni padecen, de tal manera, que en lugar de cometerse un delito contra la naturaleza, se preparaba el más suculento de los almuerzos. |