Hoy me decido a escribir definitivamente, no se si con la intención de que lo leas o de saber que por lo menos intenté arreglar algo. Hoy me decido a escribir porque las noches de luna llena me encuentro horas frente a ella, mirándola, y siempre acabo pensando en las personas que perdí. Personas que perdí por miedo, por inseguridades mías, por tratar de equilibrar balanzas; por que lo que importa son las cosas sentidas y no las cosas con sentido. Y una de esas tantas eres tu, que rondas por mi cabeza y no se bien como abarcar lo que quiero decir, ni lo que intento.
Hoy siento que la nostalgia me invade y tu sonrisa no se borra de mi mente, y entonces sonrío hasta que abro mis ojos y me olvido. Pero se que cada vez que cierro los ojos y visualizo esa imagen me voy llenando de fuerza, fuerza para luchar de nuevo por poder tomar café y palabras complejas que surgen entre risas, para poder dejar de tener miedo por ser yo misma y descubrirme ante el mundo.
En definitiva, hoy, por ser hoy y no otro día te escribo para saber de ti porque te echo de menos más que cualquier día, pero esta vez sin la luna delante. A la espera de una réplica que nunca llegará.