PENSAMIENTOS EN UN CAFÉ

Antes de empezar a escribir, de hecho ya lo estoy haciendo, pero a relatar lo que quiero explayar en este pequeño ensayo, quiero decirle que no soy un fantasma que vivió en el auge de la moda bohemia ni mucho menos, solo soy una simple persona, con un trabajo, dos hijos y una adorable esposa a la cual amo pero su cerrada mente nunca la dejara entender que yo solo soy alguien que posee una mente de aquella época donde los poetas, músicos, urbanos y pintores eran el tabú de la sociedad.

Así es, he pasado las cuatro décadas y desde que tengo uso de razón me han fascinado los artistas callejeros, el labial rojo fuego de las mujeres de la vida y la triste mirada de cada una de las personas que terminaba como trabajadores de fábrica. Los niños que soñaban con ser grandes artistas, pintar óleo en sus calles preferidas y rebelarse contra el odio.
Muchas mujeres han encontrado su rumbo (¿o lo han perdido?) refugiándose en poderosas madamas que querían incrementar su fortuna prostituyendo a inocentes niñas que se fugaban de un casamiento o escapaban de su intolerante madre. Ellas vivían en burdeles, vendiéndose y obteniendo placer mientras pensaban en salir algún día y convertirse en actrices de cine. Algunas lo lograban....otras morían en el intento.
Luego vienen los artistas, los frustrados cazadores de sueños que todo convertían en arte. Aquellos locos si que eran inteligentes...
El pintor que con su hoja en blanco, sentado en la fuente de alguna lejana plaza miraba a la chica de vestidos rojos que posaba gustosamente para el. Luego desviaba su vista para entretenerse con la pareja de inmigrantes recién llegados para retratarlos en un nuevo espacio de su cuaderno.
El escritor...el afortunado poeta dotado con el don de expresarse por medio de rimas, hermosas estrofas que expresaban sus sentimientos, generalmente de amor y tristeza. No importaba no ser reconocido, las pocas monedas que se ganaba eran suficientes.
No nos olvidemos de los queridos músicos que tan extraños eran. Su música era perfecta, reflejaba los dibujos del pintor y las obras del poeta en una sola partitura.
Luego los urbanos, callejeros, artistas de circo, aventureros....todos ellos unidos por una sola razón: el amor.
El amor que expresaban con cada uno de sus oficios, en cada una de sus acciones. La inocencia y ternura que enunciaban con su mirada. Y aquellos sueños, locos, realistas o aventureros que siempre quedaran en el tiempo.

¿Vieron? ¿Vieron que no es cosa de tontos tener una ilusión? Comparando con los bohemios de hoy en día, que se pasean por las calles alborotados porque llegan tarde al trabajo. Las prostitutas ya no son mujeres, si no que la gran mayoría son hermafroditas que se pelean entre ellas para ganar un cliente. Los burdeles no son más que sucias calles o elegantes autos. Las madamas son narcotraficantes y desaliñadas.
Aunque se mantuvieron mas, los pintores no retratan sus ideales, solo hacen lo que se les ha asignado para tener un sueldo más alto. Los poetas hablan de la guerra y se olvidaron del amor y los músicos hacen letras sobre sobre su indigencia. Ni hablar de los urbanos, que se convirtieron en pordioseros o incluso ladrones, al igual que callejeros, artistas de circo y aventureros. Ahora la única razón que los une es: el dinero.
Ya no se habla de ilusiones, ni de sueños...solo de malas ambiciones y de la posición material que tiene cada uno, si la tiene. Ahora la noche no es más que el espejo de una sociedad miedosa a que le roben.

Mire usted, como cambia la sociedad...

Pensar que todo esto lo pensé hace mucho, y ahora te lo cuento a vos que ni te conozco, ni siquiera se como te llamas. Escribo estas líneas un día lluvioso, en la mesa de un café esperando que pare para ir a casa, con mis hijos y mi mujer a hablar de lo que hice hoy, de la plata que gane y el pijama que usare para dormir. Mañana será lo mismo, pero por lo menos sabré que al decirte esto sin conocerte reviví un poquito de la sensibilidad que hay dentro de ti.