Odio a muerte los cordones desatados de los zapatos cuando subo las escaleras mecánicas en el metro, me dan picores y dolor de cabeza y me agacho a atarlos sin pensar y siempre acabo cayendome escaleras abajo.

Odio caerme escaleras abajo en el metro porque cuando aterrizo siempre lo hago sobre algún top-manta y los CDs se me meten en los bolsillos del abrigo por accidente.

Odio terriblemente que se me metan CDs en los bolsillos porque pesan mucho y al meter la mano siempre me pillan los dedos.

Odio que se me pillen los dedos porque después no puedo escribir cartas con mi máquina antigua y como están inflamados se me atascan en las teclas y me salen faltas de ortografía.

Odio además con una especial antipatía las faltas de ortografía que hacen que mis destinatarios me vean como un analfabeto, que se rían de mis misivas y no se las tomen en serio.

Pero de todas las cosas, lo que mas odio en el mundo es que no me tomen en serio cuando escribo con los cordones desatados en mi máquina una carta mientras me caigo por las escaleras sobre un top-manta. Eso no lo soporto.