El caracol se diseñó un funcional carrito, con un par de botones y una caja de fósforos y luego se encaramó sobre él para que el viento lo trasladase por doquier, doña víbora aprendió a equilibrar su estilizado cuerpo y como la necesidad crea el órgano, pronto su cola se bifurcó para transformarse en un par de rudimentarios pies que más tarde le permitieron caminar. Un gusanito de tierra se fabricó un par de muletas con un clip enmohecido.
La razón de estos artificios era muy sencilla. Todos estos animalitos postulaban a la presidencia de sus respectivos sindicatos y como medida de resguardo cuidaban aquellos detalles que pudiesen echar abajo su campaña. Por de pronto, nadie diría de ellos que eran unos arrastrados…
Texto agregado el 20-03-2005, y leído por 311
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Lectores Opinan
22-03-2005
Qué bien has pintado la realidad, la sobrevivencia, el acomodo. Un abrazo. meci
22-03-2005
Retrato de la vida misma. jajajajaja Muy bueno. graju