Por ahora permanece en el mismo lugar, ha estado ahí durante los últimos ocho meses, siempre junto a mi lugar de trabajo, de ocio. No es usual que yo lo use, por eso ahora esta ahí, fijo, inmóvil, es solo otro adorno mas del lugar. No se ni me explico porque debería ocuparme ahora de un asunto tan banal como lo es esto, pero de un tiempo para acá, este inanimado ser, parece haber cobrado vida. Si no llamo no es más que por el mero asunto de que no tengo a quien hacerlo, hasta hoy.
¿La llamo o no la llamo?, se que ella prometió que lo haría, pero por lo pronto no lo ha hecho. Espero con ansias, vuelvo a ser de nuevo un niño; los segundos se tornan en minutos y los minutos en horas. No encuentro que hacer, no puedo concentrarme, se me entrecorta la respiración y un nudo en la garganta va anudándose muy lánguidamente.
El parece saberlo y por ello se burla de mí, lo escucho en mi mente, suena en el interior de mi cabeza, la desazón casi autista sobrecoge mi corazón. ¿Qué puedo hacer para detener los sobresaltos que se producen en mi alma? ¿Cuando acabará esta agradable tortura?
Las ideas van vienen, los pensamientos se aclaran para luego desvanecer. De repente, un sonido, si, ese sonido, la melodía más agradable para mis pasmados oídos, por fin, la espera ha terminado, no me apresuro en contestar, trato de controlar mi ansiedad, los nervios se me han crispado pero encuentro momentáneamente la tranquilidad. Lo levanto muy lentamente, lo pongo junto a mi oreja y lo acerco a mi boca, mientras que mi garganta solo atina a contestar:
- ¿Aló?.........
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