Empezamos a mentir cuando empezamos a temer.
El bebé de 2 años que muestra, sin la más mínima habilidad, su mentira a la mamá al decir que no ha sido quien tiró el jarrón al suelo y lo hizo añicos.
El adolescente que dice a su padre que no ha fumado en esa fiesta organizada en casa de su amigo y al darle un beso de buenas noches su aliento apesta a tabaco.
Se aprende pronto que la mentira amortigua los golpes de la vida, cuando no los anula momentáneamente.
Mentir es relativamente fácil, si bien no todas las personas tienen la misma habilidad.
Podría compararse la mentira con los virus. Hemos aprendido a convivir con ellos y no nos afectan mas que cuando lo que antes nos protegía de ellos deja de protegernos.
¿Qué sería de todo el comercio mundial sin la mentira?. No existiría comercio, ¿no creen?, al menos tal como lo concebimos en el momento actual. ¿Y de la distintas Iglesias? ¿Y de la Política?..........
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Omitir deliberadamente toda la verdad ¿puede considerarse mentir?
Si todo lo que nos dicen respecto a algo es cierto pero omiten justo lo que les interesa para captar: nuestra atención, nuestro dinero, nuestro amor, nuestra simpatía, nuestro apoyo moral, nuestro voto y un gran etcétera, nos están mintiendo con todas las letras.
Eso apoya la teoría de defenderse mintiendo también, claro, estamos en nuestro pleno derecho a defendernos; lo que nos hace caer en un círculo demasiado vicioso, demasiado costoso, porque entramos en el juego de los poderosos mentirosos y ellos siempre ganan, por eso, por su poder de mentir.
Pero la mentira engorda y se hace fuerte, se envanece de sí misma y multiplica sus efectos devastadores, cuando es engendrada por uno mismo y para sí. Entonces toma características de bola de nieve pendiente abajo y asola por donde pasa sufriendo sus consecuencias. Somos personas contagiadas del virus y contagiamos a los demás, bueno, a quienes están en condiciones de contagiarse.
Su prima-hermana, la hipocresía, forma su “Corte de Honor” junto con el disimulo y la cobardía... EL MIEDO, en una palabra.
Pero hablar de la mentira sin hablar de la verdad no es del todo equitativo ni razonable, aunque no sea este el título de la columna.
Aquí el dibujo del ying y el yang va como anillo al dedo. La mentira y la verdad son como dos monos que se persiguen mutuamente alrededor de un árbol, pero ascendiendo por el tronco en espiral. Cada una de las dos opciones de conducta evoluciona y gana en intensidad, sabiduría y adeptos.
Se hace cada día más difícil engañar, y si no, pregúntenle a alguna de las multinacionales, cuyos equipos de ideas para promocionar sus productos son cada día más jóvenes y con gran intuición para manejar la sicología de los consumidores. Y se hace cada día más difícil vivir con la verdad en la mayoría de las situaciones. Pregunten a empleados con contratos de miseria si pueden decir con valentía y claridad a sus empleadores todo lo que se les viene a la boca en todo momento, a una de las partes de la pareja, a los alumnos con sus profesores, a un ciudadano cualquiera cuando siente en su corazón que no está bien lo que ve pero calla.
¿Un antibiótico? ¿Una vacuna? Quizá con el tiempo, con mucho tiempo, la tengamos, mientras tanto no estaría de más frecuentar poco ambientes donde prolifera el virus, activar nuestras defensas naturales con exhaustivos análisis de nuestras propias mentiras y no colaborar con las más virulentas.
Juan Antonio Torrijo Latorre
Agradezco a Carloel la deferencia que tuvo conmigo al pedirme que le sustituyese en la columna del lunes y espero no defraudar.
Valencia 20 de marzo de 2005
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