Es una pregunta inquietante, y a su vez es intrigante. No se lo que mi corazón piensa, mucho menos lo que mi mente procesa. Se que hay algo, siento la química recorrer mi cuerpo cuando te veo, siento mis piernas temblar y mis manos cuando te hablo. Mariposas revolotean en mi interior cuando platicamos, mi mente a otro dimensión se transporta, la lógica y la realidad se rompen, la fantasía y la imaginación chocan, mi mente se pierde, pero cuando tus ojos veo, mi mente regresa, y cuando hablo, se va.

Es algo inevitable, es algo increíble, es algo extraordinario, es como tener lo que siempre has deseado y no tenerlo, es como sentir algo que haz querido sentir toda tu vida pero no sabes si lo estás sintiendo. Pero lo sientes, sientes esa extraña sensación, sientes que se te acelera el corazón, sientes que la mente se pierde, sientes que la concentración no llega.

Veo tus ojos y veo vida, te veo de lejos y siento ganas de hablarte, de platicar contigo, de saludarte, de abrazarte; siento ganas de imaginar, siento ganas de romper la realidad, siento ganas de volar, como un pájaro, como una paloma, como una gaviota.

Pero al sentir ganas de volar, no tengo alas, estoy en un cuarto con la ventana cerrada, contra la cual choco intentando salir al horizonte y volar por los cielos. Quiero que me hables y que me digas te quiero. Para que abras mi ventana, para que volemos juntos, tu a mi lado y yo al tuyo, y surcar los cielos.