Había guardado la mitad de todo para después...
Después, me lacerqué y la rocé.
Ella me respondió que ya era tarde. Una hora tarde.
Justiqué aquel tiempo perdido, como mío. Era, mí, menos sueño. Era mío.
entonces, cual terca y parca modelo adolescente,
outleta femina atemperada.
Testaruda.
A pesar de mis ruegos. Clausuró su entrepierna.
Júro por todos mis tiempos perdidos que la rocé con todas mis ganas. Y que mi lengua se arrodillo una y otra vez frente al tiempo que, de manera natural, nos separaba.
Ella. Se negó.
Y el glande de mi pene erguido, vergonzoso, rosado. Se animó entonces a jugar a las escondidas conmigo, cerca de las cuatro de la mañana.
Ya era tarde.
Sin embargo. Los dos,
habíamósnos guardado la mitad de todo para este después.
Teniamos ganas, existíamos uno y otro gracias al hartazgo mutuo.
Nos habiamos juramentado placer.
Pero ella, puta, terca, arrugada, arrepentida, resentida, responsable, coherente, conciente, parca. Desparramada en el catre. A pesar de nuestros ruegos.clausuro su entrepierna.
Nos miramos. Era verdad que era tarde. Pero qué mas podiamos hacer que esperar.
Ya pronto amaneceria.
Ese fue el consuelo artificioso que se me ocurrio ante la vehemencia del reclamo de mi amigo, rosado, a pesar de él. Este.
Se encontraba erecto y violento, sujeto a mis piernas, si.
Y estas, vivaces a pesar del cansancio. Seguian siendo mis piernas.
La verdad. Al principio guardé todo por la mitad para echarnos un buen polvo sobre el final.
esta descripcion rosada y erecta, sin sentido. Es, apenas, la sombra de la mia.
He ocultado la mitad de todo para después... |