Hablar de la muerte me asusta
encierra en mis manos
una terrible angustia a la soledad.
No quiero estar sola
pero tampoco viva.
Acaricio el mortal deseo
de ya no verme, de no sentirme
y me aferro a la vida.
No es mas que por ellos,
que valen más que todo mi egoísmo.
No es más que por ellos
que sigo agonizando mis días
escribiéndole a la muerte que me aguarde
un poco más.
Texto agregado el 18-03-2005, y leído por 99
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