Aún quedaba mucho de día, era el primero de mis vacaciones en Canadá, me encontraba alojando en una casa arrendada al sur de dicho país, en un pequeño poblado muy cerca de Estados Unidos y, para mi suerte, ya que me fascinan los insectos, unas mariposas de aproximadamente 7 centímetros iban migrando, Dios sabe hacia donde...
Mis vacaciones continuaron con suma normalidad, hasta que un día no aguanté la curiosidad, así que le fui a preguntar a un pueblerino hacia donde se dirigirían aquellas mariposas, a lo que él respondió: “Síguelas con sigilo, hacia California y México se dirigirán, pero que no te vean por que sus encantos te podrían atrapar” y se fue, no me aclaró mucho, pensé, y sin entender los versos de aquél extraño señor emprendí mi viaje hacia el lugar de destino de las mariposas; las seguí en auto, en avión y, a pie, hasta que un día llegué al destino... estaba allí, en alguna parte entre California y México, rodeada de bellas mariposas, todas tan magníficas, volaban como si ellas fueran el viento, también habían capullos, muchos capullos cuidadosamente hechos con seda, de pronto algo me pasó y sentí un desesperado deseo de volver a casa a recostarme, a descansar por varios meses, pensé que podía haber sido el largo viaje hasta aquí y, sin pensarlo dos veces tomé el primer avión a casa , me fui, y aquí estoy con unas ganas desesperadas de ponerme mi pijama de seda y meterme en mi sedosa cama, a dormir largos meses, para luego nacer de nuevo, con otra forma, tal vez con alas... creo que acabo de comprender los versos del pueblerino... : “Síguelas con sigilo, hacia California y México se dirigirán, pero que no te vean por que sus encantos te podrían atrapar”
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