Domingo, mediodía, sol resplandeciente, diferente de los otros de la semana; sinónimo de comida especial. Frente a la puerta del apartamento; cargado de incómodos paquetes, Jorge, empezó a buscar las llaves de entre los diferentes bolsillos del corto pantalón safari de tonos verdes y cafés. Después de varios intentos, y temiendo perder una de sus valiosas bolsas de mercado, ingresó a la sala haciendo un reparador suspiro. Con renovado aliento adquirió un segundo aire; se anunció:

- ¡¡Amor....estoy en casa!!. Caminó unos pocos metros hacia la cocina y dejó sobre la mesa los ingredientes para preparar su receta favorita; lasaña, aquella que había aprendido a elaborar en uno de sus viajes al exterior. Mentalmente hizo un repaso de todo lo necesario; - pasta, crema de leche, finas hierbas, pollo, pan francés, queso parmesano para gratinar, finalmente; el vino tinto. Tomó la botella entre sus manos, como preciado tesoro, y recordó las palabras de su mentor académico “Una comida no esta completa sin un buen vino con abolengo y BON APPÉTIT!!!”. Sonrió al imaginarlo hacer el giro del sabor; un comercial de vinos en televisión. Súbitamente, su recuerdo se desvaneció.

- ¿Cómo te fue, cariño?. Se escuchó una voz desde la habitación principal situada al final del corredor en el espacioso apartamento.

-¡¡Bien!!!...mucha gente en el supermercado, y filas, y filas, y mas filas......replicó Jorge, mientras dejó la botella de vino en el pequeño bar con otros de sus mejores licores.

Como buen cocinero, se dispuso a seguir paso a paso el ceremonial culinario; música clásica, aperitivo y su ingrediente mas secreto, un poco de amor. Por algo era conocido entre sus compañeros de oficina como el “cura Rodríguez”; sus bien intencionados consejos habían arreglado, no pocas, relaciones en pareja, estuvieran o no casados. No hubo terminado de servir el aperitivo cuando escuchó el timbre de campanas anunciando un visitante. Molesto y confuso por que no esperaban a nadie; abrió. Al otro lado de la puerta; un joven pelirrojo, con gafas, sonrisa nerviosa; lápiz y carpeta de papeles en mano, dijo:

- Buenos días.......mi nombre es Carlos Agudelo, soy estudiante de último semestre de Ciencias Sociales en la Universidad Presbiteriana. Varios compañeros y yo estamos haciendo una encuesta sobre el matrimonio católico y las parejas de hecho frente a los nuevos retos del siglo XXI, el tema hace parte de nuestro trabajo de grado. ¿Podría usted colaborarnos respondiendo una encuesta?

El tiempo; relámpago fugaz, mostró los recuerdos de esas épocas que como estudiante en la Facultad de Nutrición, conoció la dificultad para encontrar potenciales participantes en las encuestas, en su caso, sobre las preferencias alimenticias en el restaurante universitario de deportes. Jorge, se dispuso a colaborar.

- Si por supuesto!!!! ¿Cuál es la pregunta?. Por poco tiempo se olvido de la cocina. Con el ánimo de responder todos los cuestionamientos, se tornó confidencial y pronto.

- ¿Cuál es su opinión sobre las relaciones homosexuales? Pronunció el pelirrojo, con suma timidez y vergüenza que poco permitió diferenciar entre cara y cabello.

- Son estables, en algunos casos conflictivas pero de mucho respecto mutuo. Respondió muy seguro de su condición sexual. Su relación afectiva de cinco años le había permitido una mayor experiencia.

Pedro, escuchó el timbre desde el interior del apartamento, enrolló la toalla blanca sobre su cadera; se dirigió hacia la puerta con curiosidad. El atlético hombre, de brazos musculosos, torso ejercitado, tomó la mano de su compañero, todavía unida a la cerradura de la gran puerta de madera pulida.

El encuestador, sorprendido por la escena, cerró el panel de preguntas e introdujo el lápiz dentro del bolsillo de su camisa azul.

- Este tipo de parejas no había sido considerada bajo el esquema investigativo; error conceptual!!. Meditó. ¿porqué nuestro tutor académico no la consideró? ¿sólo parejas heterosexuales? ¿Será necesario replantear el esquema?. Sus confusos pensamientos, poco expertos en el tema, vacilaron un instante sobre las capacidad conceptual del gran hombre de edad; de gran sabiduría; el gran tutor. Resistiéndose a un mayor cuestionamiento, se marchó.
-¿Qué le habrá pasado?. Se pregunto Jorge, sembrando la duda en el ambiente. Cerró la puerta y se dirigió a la cocina. ¿Será que desconoce las nuevas leyes sobre derechos civiles? ¿Esta lejos de esta realidad? ¿lo moral, lo cultural, lo social no le habrían dejado ver mas allá de los hechos?. Detuvo su reflexión al sentir un cálido beso en la nuca; lo estremeció.

- No te preocupes, dijo Pedro, abrazándolo por la espalda. Tomemos el aperitivo y preparemos el almuerzo, nos esperan para el cursillo prematrimonial.