Lágrimas prohibidas

En estos ojos secos puedo ver un oasis prohibido
como la manzana en el jardín del Edén
Siempre deseada siempre un pecado.
Pero no importa, siempre hundiéndote en él
¿Qué más da entonces?
El temor irrelevante
que amarra tu garganta y seca tus ojos,
Seca los pétalos de una rosa y es herida con sus espinas;
Guardando aquellas pesadillas
Que te permiten despertar de aquellos sueños,
Callendo en solo pesadillas
Y para eso no hay amanecer...


Necesito que mi cielo gris se hunda en un gesto,
aprendido de la fingida Mona Lisa
Para poder librarme de aquél sauce que crece en mi corazón.
Sangrante, aclamando ese oasis ahora pantano de sangre
que fluye por mis venas.
Bombardeado por la incertidumbre desgarradora de mi corazón.

No necesito del viento,
Que haga volar las espinas del cactus
Quitándole la vitalidad.
No necesito cortar raíces
Cortando mi vida, haciendo olvidar lo aprendido.

Necesidad o sobras
A veces me da igual.
La melancolía del amanecer somníforo
Reviviente del nacimiento de los sueños
doliente en un yugo amarrado del cuello;
No respiración, no lágrimas...
Solo el espejo fingiente de gestos.

Ahora solo tengo sed,
sed de libertad,
sed de volar,
Ambulando libre de ser.
Pero tal vez la libertad absoluta jamás llegará.
Pero eso no me importa necesitarlo
lo que ahora en verdad necesito
Es nunca olvidar como llorar.