En el momento justo en el que se encuentra pensando en ella y la extraña, Sirena inicia el cortejo en aquel café de ambiente y encuentros efímeros. El alcohol y cierto cuerpo de mujer arman el resto; Sirena hace el amor con Luna y se modelan en femenina multitud. Como la noche cobija los desvaríos de unos cuantos, él sigue pensando en ella sin saber que en ese instante preciso , Sirena habita otro cuerpo de mujer que no es el suyo. Cada cual con sus delirios -unos para echar de menos y otros para echar de más- nadie termina sabiendo quién se piensa y quién se abraza . En todo caso el lector guardará el secreto encerrado en una arquilla de roble perfectamente sellada con su silencio.