No sabia lo triste que era ver a una niña sentada en el metro, mirando por la ventana con ojos sin vida y con lagrimas en sus mejillas. Ella llevaba una blusa blanca con líneas de colores, pero ni siquiera esos colores tan vistosos lograban eclipsar el aura oscura de su pena. La miré más de dos veces y seguía llorando, pasaron mas de tres estaciones y ella no detuvo su llanto triste y cansado.
Sus ojos estaban rojos, no los podía ver bien porque llevaba el rostro inclinado hacia un costado con los ojos clavados en la ventana, su mirada perdida me hizo sufrir incluso a mi. Me pregunte en qué estaría pensado ella, que cosas oscuras y hostiles se apretaban contra sus parpados para hacerla sufrir de aquella forma, por qué su llanto callado demostraba un dolor que jamás yo he podido expresar… no creo poder saberlo, no me atreví a preguntarle, ni siquiera quise mirarla cuando buscaba desesperada un pañuelo en su mochila negra. Si la hubiera visto en la calle me habría parecido una niña normal, una chica como cualquier otra, incluso, un poco más feliz que las otras… pero la vi así: con los hombros caídos, la mirada perdida y sin vida alguna, los labios entreabiertos, la respiración agitada... nerviosa, triste… infeliz por completo.
No supe que la podría hacer reír en ese momento, creo, que a pesar de que le hubiese contado el mejor de los chistes no habría hecho sonreír a esos labios delicados que respiraban sin esperanza.
Aún están en mi cabeza esos ojos enrojecidos por el llanto, sé que aun debe estar sintiendo el sabor salado de sus propias lagrimas… aunque quizás a ella le parezca el sabor mas amargo del mundo y es así, sin duda… cuando tu lloras con esa desilusión y tristeza tus lagrimas no te saben a otra cosa que al trago mas amargo y cruel del mundo.
En un momento insignificante, la perdí de vista, una señora regordeta tapo el ángulo escabroso con que mis ojos la veían, luego entendí que esa señora le estaba ofreciendo un pañuelo. Sin duda esa señora vieja e infeliz se sintió identificada con ella… le habló de manera dulce, sus ojos denotaban el cruel entendimiento del llanto de la chica, sin duda ella también había llorado, mas de una vez, así… así de hondo, de muerto… de solo.
La chica sacó una bolsita de su billetera roja, de esa bolsita sacó un anillo, por el color supuse que seria de plata. Vi como lo tomaba con manos temblorosas y leía en el interior palabras que para mi no existían mas que en el susurro callado de sus finos labios, de pronto, sin aviso alguno de sus ojos húmedos e hinchados, apretó el anillo con fuerza, tanta, que sus nudillos se pusieron blancos… allí estaba contenido su dolor, luchando por salir en muchas mas lagrimas que las que acababa de soltar… pero esas lagrimas no salieron, miro el anillo con la mirada mas triste que puedan imaginar, con la mirada mas vacía que el cielo pueda dar y lo guardó en el bolsillo que llevaba sobre el seno izquierdo, miro por ultima vez la ventana que fue su única compañía en el viaje mas triste de su vida, se levanto y salio en cuanto abrieron las puertas del metro.
Ahora, sentada aquí, puedo decir el por qué del llanto de la chica de ojos tristes y labios finos… me he mirado en el espejo y me he visto a mi misma vestida con una blusa blanca con líneas de colores que no pueden eclipsar mi pena… con los ojos hinchados y tristes… y con ese maldito anillo en el bolsillo izquierdo de mi blusa.
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