Oh, ¿quién me viese ahora?
Saciada por un simple soliloquio
Pues, ¿qué si no es esto podrían ser los sueños?

Dolidamente desgarrando mi corazón
Bajo el sombrío terciopelo del espejo océano
¿Quién más si no yo crearía semejantes pensamientos para después llamarlos "recuerdos"?
He ahí la concordancia entre espejo y espejismo.
entre la astucia e ignorancia.

Aquellos misterios que partan de nuestra ceguera
siempre, aún alucibamente videntes yacerán en el infierno de la ilógica;
Ahí es donde la ignorancia se vuelve virtud.
Y la necedad una simple chispa de mediocridad.

¿Quién es que soy o he sido para mirar un último atardecer?
Un simple "yo" calmaría la sed de la cuestión.
Y ¿De qué puerto he de partir?
Invariablemente parto desde el sentir
Y no espero mi arribo.
Aún en el mar de la negligencia en la realidad no creo.

Tal vez confíe en lo que no veo
más no en lo que no siento
Porque esa confianza no tendría otro rumbo
más que el bosque de la inexistencia.

Así como he de crear hadas
la afición de crearlas sin un cuento
las hace volubles al viento.
Y, en mi solitario canto
El mismo viento mata mis palabras
Yaciendo por siempre en el silencio..
y hoy, los ecos no tienen ánimos de crear recuerdos.