Dicen que más vale tarde que nunca, así que aquí estamos como cada miércoles en nuestro espacio epistolar, espacio que va ganando en lectores cada semana.
Esta vez Jazmín 7 nos presenta un texto plagado de nostalgia que habla del amor eterno. Un texto plagado de imágenes y recuerdos ante la soledad lastimera, un excelente texto que nos lleva a la reflexión. Y recuerden, este espacio está abierto para todos los interesados. El camino: deja en mi libro de visitas (Borarje) tu colaboración (en privado).
Querido mío:
Han pasado tantos soles y tantas lunas y sin embargo no puedo dejar de pensar en vos.
Está noche mi corazón oscila como péndulo que se sumerge en lo más profundo de mis entrañas.
Extraño todo tu ser que se fundía en el mío para conformar uno solo.
Hoy, mientras te escribo hay una noche espléndida, la luna brilla como nunca.
¿Te acordás cuando nos conocimos?
Era una noche igual a esta, caminábamos bajo el manto plateado de las estrellas y allí, a escondidas me robaste el primer beso.
Cuánto tiempo ha transcurrido desde ese día, éramos dos adolescentes jugando al amor.
Tanto amé tu sombra.
Al atardecer cuando a mis clases de piano me dirigía, siempre me acompañaste.
Era ella, la que se alargaba y se achicaba jugando a las escondidas con la mía.
Y yo te hablaba sin importar lo que pensaran los demás.
¿Acaso el amor no es el estado de locura más importante del ser ?
Sabés, mi tesoro, cociné tu plato favorito.
Venía gente a cenar y todos quedaron encantados, dijeron que nadie preparaba mariscos como yo.
Yo sonreí, acordándome de cuando te quejabas porque le ponía demasiado picante, y después debías acoplarte una canilla a tu boca.
Luego nos abrazábamos, y reíamos hasta caer rendidos, y me decías que yo era mejor que cualquier canilla e ibas a saciar tu sed conmigo.
Vaya comparación que me hacías, pero a mí me gustaba, porque sabía que vendría lo mejor de ti.
Estoy escuchando a Vivaldi, cómo nos gustaba, sentados en la galería, cuando el sol se ponía, dejarnos llevar por la música más bella.
Recuerdo que me hacías una reverencia, me tomabas de la mano y como un caballero me invitabas a bailar.
Y ahí nos quedábamos, como dos estatuas, mirándonos a los ojos, sin pestañear; la música nos envolvía y nos transportaba a los grandes salones vieneses.
Qué locos, si vos estabas con tu short raído por los años y yo con mi delantal de cocina.
Sin embargo, nada importaba, nuestras almas iban más allá de toda realidad.
Ayer llovió mucho y me preocupe por si estarías bien.
Hubiese querido estar contigo, pero sabía que eso era imposible.
Cada día que pasa lucho furiosamente contra fantasmas y espectros.
La otra noche he decidido ir a buscarte, ya no aguanto más el no tenerte.
Quiero que volvamos a estar juntos. Sé que estarás de acuerdo.
¿Por que seguir privándonos de la mutua compañía?
Pronto estarán listos los trámites. Todos me criticaron, pero yo no hago caso.
¿Qué saben los demás sobre delirios y locuras?
No puedo aguantar un solo día más sin tenerte.
Te necesito para ser feliz.
Y aunque sólo seas cenizas que la vida se encargó de entregarme, te seguiré amando hasta la eternidad.
Ya falta poco, amor, pronto volveremos a ser uno.
Tuya por siempre.
Tu otra mitad.
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