¿Y qué se puede decir del mandamiento no fornicarás? Jajajajaja, hummmmmm, a ver:
Deberíamos ver el lado con el que se lo mire, no fornicaremos el resto de nuestros días, imposible; no lo haremos por el que dirán, menos; por ser devotos de algún Dios, tampoco. La clave sería hacerlo sólo por amor, identidad con la que me siento identificada, claro sentimiento más apegado al lado femenino de las cosas. Entonces podríamos matar en nombre del amor, indagar en lo recóndito del alma, sangrar en ese deseo de obtener lo que no existe, sufrir, esperar, ansiar...
La noche se detiene bajo la espesura de los Dioses, así, tendida en este espectro de tus sombras, íntima, sugestiva, ante la voz de esa conciencia que insita al placer de lo terreno. Detrás, el cielo entreteje tu semblante, se ramifica en mí, trasciende, se instala en la memoria, me susurra al oído, crece bajo lo sinuoso de la piel, se expande, gime, agoniza, como una leve sintonía de infinitas sensaciones.
Ana Cecilia.
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