Almendra era muy linda. Tenía pelo rubio rizado, ojos cafés de mirada profunda, labios gruesos, nariz griega y un cuerpo que parecia esculpido.
Almendra sabía que era bella y por eso cuidaba su belleza. Aunque en exceso. Comía menos de lo necesario, hacía muchos ejercicios, todas ls semanas iba al spa.
Amendra también era adicta a todo lo que tenía que ver con belleza. Como sus padres la mantenían, pues era muy jóven, apenas una universitaria de 22 años, disfrutaba comprando cométicos, perfumes, revistas femeninas. Si hasta tenía un solarium en casa.
Almendra era feliz. Tenía todo lo que le importaba menos una cosa. Por eso la anterior afirmación es falsa. Almendra era completamente infeliz.
Nunca se supo cómo le vino eso. Si nació así, si fue producto de la mala alimentación o de alguna enfermedad de niña no detectada a tiempo.
El caso es que Almendra sudaba por cada orificio de su piel. Ni los talcos más avanzados ni los desodorantes más fuertes controlaban aquella transpiración que la mantenía bajo la ducha más de 10 veces al día.
Lo peor era caminar. Cuando se calzaba los zapatos, estos se llenaban de agua con los primeros pasos y salpicaba a todo aquel que se le acercara.
Por eso Almendra no tenía novio. Y nunca tuvo uno.
Los padres de Almendra se demoraron demasido en tomar la decisión. Tardaron 22 años y recién ahora le comunicaban a su hija lo que harían con ella.
Le contaron una noche que cuando ella tenía cinco meses de gestación, un tarotista al que no conocían se les acercó en una feria. Les dijo que ellos no iban a tener un hijo, sino una niña pez. Y les advirtió que si no la devolvían al mar antes de los 23 años, ella moriría.
Almendra se echó a reír luego de escuchar tan alocada revelación. Los padres bajaron la cabeza, pues sabían que ellos jamás habrían hecho algo con su pequeña solo porque un brujo loco lo dijo, pero..por otra parte..ella tenía dereho a saberlo y escoger su destino. Le quedaban además pocos meses para cumplir 23 años.
Durante esos meses previos al cumpleaños, Almendra cambió. Se encerró en un mutismo insondable y nunca más fue la misma. Dejó el spa, dejó de leer revistas de belleza, dejó los ejercicios y comió todo lo que nunca había comido en su vida. Engordó más de 15 kilos y se veía irreconocible.
Almendra,durante ese tiempo, tampoco usó talcos ni desodorantes, olía pésimo y nadie se acercaba a ella ni por compasión.
Cuando faltaban dos días para su cumpleaños, los padres de Almendra la abandonaron. Le dejaron la casa, el dinero, el auto, pero no se despidieron. No querían verla morir. Querían olvidar a su niña pez.
Almendra miró por la ventana el mar. Y por primera vez pensó que podía ser cierto lo del brujo. Pero entendía que todo lo que había sufrido estos meses era producto de una depresión que le provocaron sus padres con semejante delirio.
El día de su cumpleaños despertó viva, saludable e increiblemente feliz. Decidió ir al mar. Ya no tan era bella como antes y olía realmente a pez con todo el sudor encima.
A orillas del mar pensó ¿"qué más dá probar"?. Si el mar me traga será verdad eso del brujo. Si no sabré que mis padres estaban rematados de locos".
Y Almendra se bañó todo el día en el mar y el mar no la tragó. Jugó con ella un poco, como haciéndole el amor con las olas, pero no la agredió. Salió la luna y Almendra salió incólume del agua.
No había hechizo. El brujo estaba loco. Sus padres estaban locos.
Regresó a casa. Durmió a sus anchas y, por primera vez en su vida, no sudó ni una gota de transpiración.
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