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En tiempos como éstos llega la calma. Una calma insoportable ¿Verdad? Tan insoportable y terrible, hasta duele. En el silencio infinito no se escucha más nada que el propio silencio tronante.
« ¡Escuchad! el silencio grita…»
Nada grita. Grita tu alma, tu soledad. Grita el murmullo de tu casa desolada, de tu cama vacía, de tus cuartos sin final, de la ausencia de la presencia. «Llora mi alma…»
Llora, llora tu alma. ¡Llora amigo, suelta el dolor, no guardes tus lágrimas! Aquí estoy.
«Necesito un abrazo».
Sí, te lo doy. Solo tranquilízate.

Sólo hablas. Sólo vives. Sólo lloras.
«Maldita soledad, no me persigas más. Te pido por favor, deja de perseguirme. ¿No ves mi sufrimiento? ¡Vete! »
Ya me voy, no es preciso gritar, me voy. Silencio amigo, con esos gritos despertarás a los diablos…
«Mejor. ¡Despertad malditos! Venid a mí y preguntadme que es lo que quiero. ¿Qué pasa con mí alma, porque mengua mi deseo de vivir? Yo solía ser feliz…»
Solías… todos solían ser algo. Tu vecino solía ser un madrugador. Era un hombre fuerte, con un brillo en los ojos, con la sonrisa tierna. Ahora suele estar en una cama, solo. ¿Sabes porque? Porque con su comportamiento me hizo llegar a su vida. Su mujer lo dejó un día. Él fue quien dijo que mejor pasaba su vida si ella no estuviera presente. "Me haces la vida insoportable." ¿Te imaginas? Ese mismo día me llamó Maldad…
« ¿Maldad? »
Sí Maldad, como que no sabes quien es...Por favor, no me interrumpes. Igual, me dijo que a tu vecino le pasa algo terrible. Se ha vuelto loco, totalmente loco. Bueno, no es que no conocía la locura. De hecho, la locura es la mejor novia. Bueno, no muy novia, como para amar, pero está siempre ahí…
« ¡Ya vete, maldita! ¿Que quieres de mí? Lo único que te pido es un poco de paz…»
Paz, Paz… ahora que me lo recuerdas, ya hace mucho tiempo que no veo a Paz, se fue de vacaciones. Dijo un día que le harta ese trabajo que tiene. Todo el día iba y venía mirando a la gente y acariciando su cara, su cuerpo, su alma… pero los muy ingratos volvían a luchar y gritar. Armonía dijo que ya le harta volver a hacer las mismas cosas que Paz no pudo hacer en su tiempo, y…
« ¿Por qué, demonio, crees que me importan las cosas que hacen tus amiguitos Paz y Armonía, eh? Esa lucha estúpida que tenéis ahí me importa muy poco, quiero que ya no me persigas, me fastidias la vida. »
Ay, amigo, ahora entiendes porque estoy aquí.
« ¡No! No entiendo nada. »
Te importa muy poco lo que pasa con los demás. Cuando eras joven veías la gente y te reías. No, no porque eras feliz, sino porque los demás fueron infelices. Reíste por tu buena suerte, por los amores que iban y venían, por la belleza que tenías. Recuerdo tus ojos verdes y tu cabello negro. Eras tan bello que si yo no fuera la soledad me enamoraría de ti. Pero el alma, ay el alma lo tenías muy feo. Lo estaba observando durante mucho tiempo, tratando de encontrar algo bueno en ello, pero solo encontré la oscuridad. Eres una flor marchita. Tus pétalos rosados caen uno tras el otro, despacito, con cuidado. Viento está recogiendo tus pedazos todos los días y se los lleva a las plazuelas, donde juegan los niños.
« ¿Los niños? »
Sí, los niños. Los niños del Alba. ¿La recuerdas? Era tu gran amor. Pero nunca tuviste la valentía de luchar por su amor. Te dijo mil veces, bueno, exagero, te dijo doscientos cuarenta y dos veces que te iba a esperar hasta que puedas enfrentar a tus padres, pero tú no decías nada, solo callaste y dejaste que pase el tiempo. Yo le pedí al señor que te dé un plazo, un poco más de tiempo para recapacitar sobre los errores, pero tú tan ingrato, no aprovechaste la oportunidad y se te fue la vida.
« ¡Cállate! ¡No me digas más! ¿Qué quieres? »
Quiero que no grites. Si te van a escuchar por allá, ya no te van a perdonar. Aún no viste tu carpeta…
« ¿Mi carpeta? »
Sí, tu carpeta. Debo asumir que la tuya es hermosa. Cuando naciste, el señor pensó que mereces tener una tan bella. Es blanca con adornos hermosos de oro. Estaba cerrada con una cinta roja, pero al pasar los años, el señor tiró la cinta porque ya no servía para cerrar la carpeta. Algún día la veras, está llena de escritos, mentiras, traiciones, engaños, insultos, lágrimas y malos momentos… sin duda, no eras lo que solíamos pensar que eras… Ah, sí, no creo que deberías seguir escondiendo tu cara en tus manos…
« ¿Por qué? Igual no eres muy bella, Soledad… ¿Qué pasa? ¿Dónde estoy? »
Bienvenido a la casa de Dios.
« ¿Estamos en una iglesia? »
No.
« ¿Sinagoga? »
No.
« ¿Dónde estoy? »
Ay, amigo, estás en el lugar de donde nunca deberías salir. En el cielo. En un rato vendrá Diablo por ti. No te muevas de aquí, Diablo no soy yo. No tiene paciencia de buscarte todo el día. Siéntate en ésta nube y no te muevas de ahí y no molestes a los angelitos porque tienen muchas cosas que hacer.
« ¿Soledad? No te vayas. »
No soy tan imbécil, amigo. Ya te he aguantado bastante, malagradecido.

Sigue el silencio.


© Natalie Najshomov, Marzo de 2005.

Texto agregado el 15-03-2005, y leído por 295 visitantes. (9 votos)


Lectores Opinan
04-04-2005 La lucha no es únicamente entre bien y mal. Hay grises, marrones, ocres y bermellones. La soledad también puede ser una fiel compañera, por lo general es sabia y buena consejera, pero es temerosa de enfrentarse. tobegio
29-03-2005 Muy bien llevada la narración, tiene ritmo y un hermoso contenido que te deja pensando. Me gustó mucho. maitencillo
21-03-2005 Exclente. mis estrellas. gitanaclaudina
18-03-2005 Muy, pero que muy original la forma de representar la soledad como un ser concreto. Impecable el final. Mis ***** y mis respetos. dehumanizer
17-03-2005 bueno como siempre! mas la primera parte me gusto mucho... minina
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