Factor X

Cada nuevo día salía babeante y excitado, simplemente era inevitable la obediencia del superior y oscuro mandato, su naturaleza corrupta y sanguinaria le dominaba y le doblegaba sin remedio, tenía que beber y alimentarse de los otros aunque no se tratase de matarles ni destruirles, se aplicaba con pasión en seducirlos con maliciosas y manoseadas letras que el mismo Séneca habría condenado.
Para esclavizarles y manipularles les buscaba y les enamoraba con zalameras palabras, hacía que sus ideas les penetraran de contranatural manera y les envilecía hasta un paroxismo fatal y macabro. En la noche, con la sed satisfecha se aletargaba en la soledad y caía en catalepsia profunda, oculto en la silenciosa oscuridad del frío sótano de la biblioteca pública.