Es inmensa la noche y enjuga lágrimas el cielo.
La nostalgia nos derrumba y vuelven a poblar los ecos.
No hay nadie que sospeche la tristeza desbocada.
No hay palabras. No hay testigos. Solo silencio…
El viento suena y se empaña la ventana.
Huyen los sueños hacia lugares inexplorados.
Estamos tan lejos que el abismo nos consume.
La cercanía nos invade excitando la valentía…
Las miradas se atreven y un rumor ensaya un te amo.
Estás aquí, y presiento el celo de la madrugada.
No hay huella que no escriba tu nombre en mi camino.
Eres el tiempo que espero beber con este cáliz;
La soledad de esta noche y el grito contenido…
Cuántas palabras habrán muerto hasta anclar en este silencio?
Y estamos luchando contra fuerzas que no son nuestras.
Y nuestras manos se buscan, buscando tocar las almas
No he rosado tu rostro y sin embargo ansías mis caricias;
No he libado tus besos y sin embargo tu aliento me rescata.
Todo es extraño…Un misterio inaccesible confundiéndose en la nada.
La lluvia cae y el miedo ovilla el momento esperado.
Miro tus ojos y este amor nocturno nos encuentra atados.
Ansío secuestrar tus labios y a los besos los devora el horizonte…
No soporto este tiempo que asesina la esperanza.
Ni la noche que nos junta a pesar de la distancia.
Porque nadie recela que te amo sin permiso, sin prejuicio,
Sin orgullo…como si fueras mi alabanza…
Y te amo, amor, más allá del secreto que me dice:
Con amarte, con amarte tan solo no me alcanza.