No puedo responder a una palabra callada
a un gesto vació, inexpresivo
de un sentimiento olvidado
el dolor enconado en el recuerdo
que me rompe en mil pedazos
en un eco eterno
en un ir y venir, rompiendo contra aristas afiladas
de rocas vestidas de luto
de un mar intranquilo, que no puede despertar
palabras suaves que se escapan
acariciando tu oído
y que el aire lo vuelve espeso, irrespirable
sintiendo el ahogo convertirse en llanto
lo impalpable se vuelve tangible
y el silencio grita su dolor
ante árboles abonados con lagrimas

la vida es un camino, lleno de charcos
que al caminar nos va salpicando lagrimas
y sentimos como rezuma por nuestros zapatos
el dolor, que por osmosis
va calando en nuestra alma