−...uno vuelve de haber convivido con la más injusta de las pobrezas y recorre los balnearios de moda y piensa: Si cada uno sacrificase un poquito de su frivolidad, esto es la gorrita última moda, el relojito con luz y lapicera, los innecesarios anteojitos negros, y pensase en los demás... Cuanto mejor sería todo.
−(silencio contenido y respetuoso) Sinceramente me importa poco, pero respeto tu posición.
− (irritado) ¡Sos un hijo de puta!
− (muy, muy sereno) No, no soy un hijo de puta. A mí no me llegó el mismo mensaje. Nada más. Y eso no quiere decir tampoco que tenga duro el corazón.
−Lo que no me entra es cómo habiéndolo pensado y entendido, te desentendés y te olvidás de todo. Cada día me atormenta más la tranquilidad con que podemos seguir disfrutando de la vida, sea la más sana del mundo, pero aún así indiferente a todo lo demás. No puede ser...
− Entiendo, pero lo único que hice fue serte sincero. Te dije la verdad, lo que sentía. Esa realidad no significa nada para mí. Quizás es egoísta, pero en el fondo todos lo somos. Un egoísta que busca su felicidad, lo que vos siempre decías.
− (desarticulado. Pausa. Ahora con aire triste) Sí... ¿pero hacerse el desentendido y gozar así de la felicidad? Eso es un egoísmo excesivo, va en contra de todo lo que siento ahora.
− Pero entonces...
− (interrumpiéndolo y en tono de parodia) Entonces perfecto: cubierta mi felicidad, mueran los demás. Eso ya nunca podría hacerme feliz.
− Tres meses atrás, siendo sincero, hubieses contestado lo mismo que yo.
− Seguro. Pero hoy no puedo, y vos tampoco deberías... Uno escucha: «Terremoto en China. Mueren 400 personas». ¡Mentira que sufre!. «¡Uy, mirá, chocaron! ¡Pobre gente! ¿Estarán bien?». ¡Mentiras y más mentiras!
− Claro. Habría que aprender a decir «¡Chocaron!» Y nada más. O sino «¡Chocaron! ¡Qué divertido! Mirá el fardo que se armó...» y no por hijo de puta sino porque es lo que me inspira. Eso es sinceridad.
− Sí, pero el mundo no funciona así, o funciona y no debiera. Hay que dar un paso adelante: hay que aprender a sufrir por el dolor ajeno. Desde la sinceridad.
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