Advierto que no serán escasas las palabras arrojadas hoy por mí,
Y que no me bastaran las letras ni los siglos para nombrarte todo entero,
Ni un prefacio, ni un segundo son suficientes para sentir que mis manos no me alcanzan para contarte sobre las hadas y los mundos que me habitan,

Porque no frecuento otro rincón que tu silencio,
no me atrevo a pisotear las veredas que te han visto,
ni las piedras que te ignoran
ni los musgos que no son,

me has apuñalado la conciencia y la cordura de tal manera que
aseguro que la noche tiene menos cicatrices que tus manos
y que de ahora en adelante los entremeses de mis funciones
no distraerán mi rumbo,

ahórrate la tarea de no decir lo que ya sientes,
de amedrentar la insospechada naturaleza
o de remendar las grietas de mi nada,

no hay nada que puedas hacer para frenar esta locura de
desinfectar la podredumbre de mis ojos,
ni la oxidada protuberancia de lo matutino,

conságrate a la molesta tarea de inspirar mis pálidos y raquíticos sueños
con la voluptuosidad indiferente de tu cuerpo,

no pido mas que atardecer al compás de tu ausencia
y amanecer perteneciendo al bálsamo de tus texturas...

claramente me has vetado de la incomodidad y el desespero,
sin hacer mas que causar en todos los albores de mi cuello

la actitud y la entrega de una flor anochecida...