Desplazarte despacio
entre mis piernas
fue tu mejor
acrobacia
nocturna.
Tus manos extienden mi piel
hasta cubrir
el lugar
de la locura y la maldad.
En esa malla fina los dos
nos zambullimos
para envolvernos
en lo cósmico
de un mundo
paralelo.
Cada noche inventamos historias
y en ellas
la muerte aparece
y desaparece.
Permanecen en el vacío
todos los recuerdos
y todas nuestras lágrimas.
Somos inmortales apenas.
El corazón brota
latiendo
en dos cuerpos
que gimen
su realidad.
Nuestras almas vuelan.
Y entre vos y yo
el infinito queda
retratado.
Olga Ravelli
8 de marzo de 2005
olgarav@hotmail.com
Texto agregado el 10-03-2005, y leído por 108
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
18-04-2006
Un poema excelente, prolijo, ninguna palabra falta ni sobra. Un gusto leerte. Mildemonios
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