"PEQUEÑA ACUSACIÓN DOBLEMENTE ANORMAL DE UNA ANORMAL SENTIDA CON LOS NORMALES QUE CREEN QUE SON NORMALES PERO QUE ESTÁN MÁS EQUIVOCADOS QUE LO MÁS EQUIVOCADO DEL MUNDO ANORMAL"
¿Quién se hubiera imaginado que ese niñito pequeño con cara de ángel, que eras tú querido lector, iba a encontrar una llave metida dentro de una puerta infranqueable, que la iba a sacar y podría abrir esa puerta para encontrarse con que la misma llave que la abría estaba ya en sus manos? Yo creo que a nadie esto le parecería lógico, pero para la persona que está aquí escribiendo, es lo más normal del mundo.
Quizá para la gente no es normal porque creen que la normalidad es que un pobre llegue a ser rico por su esfuerzo, sin pensar que a lo mejor un rico viejecito dejó dentro de su testamento una herencia sumamente cuantiosa para su pobre sobrino nieto que era la única familia que le quedaba y que además vive en las poblaciones callampa, lo cual sacó al pobre chiquillo de la miseria sin haberse esforzado ni un sólo poco. ¿Entonces, señores, eso es la normalidad? Pues si es así, ¡viva el mundo de los anormales! Que bien orgullosa y feliz estoy de ser una anormal a los ojos de la gente, mientras que entre nosotros, los anormales agrupados, somos total y absolutamente comunes. Entonces eso es complicado, porque... ¿Quién dice quien es anormal y cuál es el parámetro para serlo? Yo creo que un día de estos vamos a necesitar a miles y miles de ricos viejecitos que tengan miles y miles de sobrinos nietos pobrecitos y anormales, para que todos nosotros (los miembros de la A.D.A.O., o sea, de la Agrupación De Anormales Organizados) podamos optar a tener una herencia que nos saque de la miseria y nos suba en la escala social.
¡Pero imaginemos que todo ello ocurra! Sería el fin del principio del fin, porque indudablemente todos seríamos tan ricos y tan poco pobrecitos que no habría a quien dar la cuantiosa herencia porque todos ya la tendríamos, por lo que las casualidades serían lo único que nos salvaría de ser tan absurdamente normales. Pero he ahí otro punto desfavorable: si a unos pocos de nosotros (los ya no anormales, sino que nuevos normales) les llegara la magnífica ocasión de ser sorprendidos por una casualidad que camina por la calle despreocupada, pasaríamos a ser la nueva generación de anormales que lo único que conseguiría sería hacer un agujero (por no decir hoyo, que suena feo) en el tan desequilibrado equilibrio de la sociedad. Ahí estaría el problema resulto. Todos los normales serían ricos y sin casualidades de amigas o vecinas, mientras que nosotros (los miembros de la A.D.E.A.O.A.D.C., o sea, de la Agrupación de Ex Anormales Organizados Amigos De Casualidades) seríamos anormalmente ricos pero amigotes supremos e intrasferibles de las Casualidades.
Pero como sea, así no está nuestra sociedad aun. Porque si fuera por ser anormales gracias a las casualidades, sería la mayor parte anormal y se dice en los noticieros que los únicos anormales son los gays y los que matan a los demás. A lo mejor ellos se toparon con una casualidad moribunda en el medio de la Alameda y decidieron ayudarla, llevándola a la posta y haciéndose cargo de la situación. Y a lo mejor esa casualidad en retribución le ofreció su amistad al malogrado transeúnte (que aun nada sabía de ser anormal) y que éste aceptó porque justamente en ese momento se encontraba solo. Entonces, teniendo de amiga a una casualidad herida, este transeúnte, que llamaremos Señor, se empezó a convertir en uno de los nuestros, en un anormal; sólo por el hecho de que el Señor tiene una amiga casualidad.
Por supuesto, muchos de nosotros somos casi casualidades, que nos comportamos como tales y nos ayudamos entre nosotros (que tenemos una identificación anormal que nos liga estrechamente a la A.D.A.O.), pero hay de esas personas normales que gustan de hacernos la vida imposible. Cosa que obviamente uno no tolera y no se da cuenta que en esas situaciones es mejor pasar por normal para camuflarse dentro del rebaño, que para ponerse en la frente el carné de la A.D.A.O. ¡Imagínate lo que sería que todos lo normales nos conocieran! Sería nuestro fin, porque ellos nos acabarían con frases total y absolutamente racionales que de todas formas nosotros sabemos aguantar. Pero un día de aquellos que por suerte aun no llegan, saldría en las noticias, en el SQP, en el Buenos Días a Todos y hasta en el Mekano (guacala), que uno de los normales logró infiltrarse en los consejos superiores de anormales, sacando información a algunos de los nuestros y haciendo el siguiente informe descabellado:
«Hemos descubierto que los miembros de la secta de anormales que se auto-denomina A.D.A.O. (que creemos significa Asociación De los Anti Ojeras), son supuestos alienígenas que han llegado a la tierra a reproducirse y que prontamente nos invadirán con armas de plasma: no podremos evitar la catástrofe. ¡Pero nuestro informantes han dicho que hay una forma de reconocerlos! Se trata de un disfraz que cada uno de los anormales posee. Como no tienen la apariencia humana, visten en el día con trajes de látex enteros (cabeza, manos y pies incluidos) que se despojan al llegar la noche, cuando se introducen vestidos como el Joven Manos de Tijera (pero con tentáculos en vez de tijeras) dentro de las alcantarillas para planear en su cuartel central (situado bajo la Plaza de Armas, al amparo de tanto chicharreo de celular peruano) los próximos pasos a seguir en la invasión.»
Como vemos, están muy mal estos normales. ¿Qué acaso somos tan feos? Yo creo sinceramente que no somos del todo feos, en especial cuando tenemos la misma fisonomía y somos de la misma especie que los normales. Pero eso es biológicamente hablando, porque de hecho, nosotros somos anormales, no normales.
Pero bueno, ya que esta pequeña perorata se hace aburrida hasta para mis amigos anormales, me despido de ti, amigo y lector anormal, con los mejores saludos, riendo de lo ridículos que se ponen a veces los normales. |