-A ver… Usted dice que lo van a asaltar esta noche? -pregunta el oficial- …cómo sabe?
No sé –le respondo- me dá la impresión…Esta mañana me levanté y sentí eso.
El policía me mira fijo. Luego termina de colocar la hoja en su máquina de escribir.
-A qué hora será, aproximadamente..?
-Y… -le digo- diez…diez y cuarto, más o menos.
-Lugar..? –el tipo ya no me mira, absorto en el teclado de su vieja Remington.
-En la esquina de mi casa, creo.
-Calles…pregunta, decidido.
Mientras le contesto, no puedo dejar de observar que su teclado carece de las letras A y L. Donde debieran estar las teclas correspondientes, asoma el fierrito afilado.
Me asalta la tentación de contestarle cosas que se compongan exclusivamente de esas letras, hasta ver sus dos índices lastimados. Pero no. Es un servidor público. Y me está tomando la denuncia. Continuemos.
-Cuantos van a ser? –pregunta, mientras se rasca el cuello.
-Dos tipos, -contesto- no los voy a ver venir porque vá a estar muy oscuro. Esa esquina es una boca de lobo. Están todos los faroles de la calle rotos. Ya hemos hecho la denuncia como veinte veces, yo y otros vecinos, para que vengan a arreglar…
-Van a estar armados? –me interrumpe.
-Calculo que sí. Uno por lo menos. El más alto.
-Qué clase de arma? –pregunta frunciendo un poco el ceño.
-Vea –le digo- yo no sé mucho de armas. Pero me parece que vá a ser un revólver.
-Un revólver, o una pistola?
-Cuál es la diferencia? -pregunto interesado.
-La verdad –dice mientras observa el papelero- yo tampoco sé bien, pero hay una diferencia. Bueno no importa. Dígame una cosa, los va a reconocer, si los vuelve a ver?
-Le repito que va a estar oscuro –le digo- pero creo que sí. Nunca olvido una cara que estoy por ver. Y menos esas caras.
-Qué le van a sustraer?
-La billetera, la campera y las zapatillas. (observo que pone zapatillas con ese.)
-Que marca las zapatillas..? –pregunta. Sigue rascándose el cuello.
-Ah no sé, -le digo- la verdad que todavía no sé qué ponerme esta noche.
-Qué va a tener en la billetera?
-Ese es el tema –comento preocupado- lo peor es que esta noche voy a salir con bastante plata, lo que nunca, porque yo en general soy de salir…
-Cuánto –me interrumpe.
-Casi trescientos pesos.
-Eso es bastante plata, comenta mientras registra la cifra.
-Ajá…digo. Ahora soy yo quien observa el papelero, pensativo.
-La campera que le van a sustraer es esa que tiene puesta? –pregunta sin mirarme.
-Si –le digo- si está frío, si.
Observo que afuera está comenzando a levantarse viento.
-Marca? -Ahora parece interesarse un poco más en la prenda.
-Sabe que no sé..? le digo, extrañado. No sé si tiene marca. Es talle 36.
-Ponemos verde claro, con dibujo de caballito en los bolsillos..?-me consulta.
-Sí pongalé. –le digo- Igual no creo que aparezca, no?
-La campera a lo mejor. Las zapatillas no. Las mandan a otras provincias.
-Claro –le digo mientras comienzo a levantarme.
Saca la hoja de la máquina.
-Lo bueno es que no me van a lastimar –comento.
-Si –contesta- dentro de todo va a ser una desgracia con suerte.
-Si, menos mal.
-Firme acá.
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